13.12.10

Un buen fin

Es genial salir un fin de semana con amigas y tomar el camino por sorpresa. La idea original era hacer un viaje para acompañar lo que amenazaba ser un proceso doloroso. Cambio de planes. El ritual se realizó por adelantado y el círculo ya estaba cerrado. Fin de la historia.

Y ahora, ¿qué hacemos? Plan B: Disfrutar la compañía y reír tres días seguidos.

¡Bien por el Plan B!

¿Qué incluyó el Plan B? Charla, comida, risa, más charla y más risa. En ocho horas de carretera y dos noches en habitación compartida se pueden abordar muchos temas. Al parecer los agotamos todos. Además hubo música, baile y más risas, acompañados de palabras y nombres en turco que no recuerdo pero fueron el complemento perfecto. Claro, también hubo compras: excelente descubrimiento de un mercado de productos orientales y descuentos prenavideños en el mall, que al parecer aprovechamos muy bien.

Visita a Desert Divers para conocer el nuevo local y revisar las novedades. Salí de ahí con una sonrisa, un hermoso visor nuevo (después de que el mío murió de una mordida de conejo), un pachoncito hooded vest que promete ser la mejor protección contra el frío y guantes de 4 mm porque planeo sumergirme en aguas heladas en busca de nudibranquios. Lo mejor: una invitación a navegar y bucear con el mejor instructor de los alrededores, en busca de invertebrados invernales y cetáceos. Cuento los días para que llegue el próximo año y comience la temporada de buceo, mucho antes de lo esperado.

10.12.10

Satsuki se despide

   "Hitoshi.
   Yo ya no podré estar aquí. Voy hacia delante a cada instante. No hay más remedio, es el flujo del tiempo que no puede detenerse. Seguiré.
   Termina una caravana y empieza otra. Habrá personas a quienes encontraré de nuevo. También habrá otras a quienes no veré jamás. Las que se van sin que yo lo sepa, las que simplemente se cruzan conmigo. Siento que soy cada vez más pura, intercambiando saludos con los demás. Debo vivir mirando cómo fluye el río.
   Ruego con todo mi corazón que sólo la imagen de una Satsuki joven permanezca siempre a tu lado.
   Gracias por decirme adiós con la mano. Gracias por decirme adiós con la mano, muchas, muchas veces."

Fragmento de Moonlight Shadow de Banana Yoshimoto, en Tusquets (2009)

Encontré a Banana Yoshimoto y sus textos me han llenado de imágenes y de nostalgia. Es extraño darme cuenta que puedo identificarme con esas pérdidas y que tengo miedo a perder a las personas que amo. Sus personajes lo explican tan bien, se permiten sentir dolor, son conscientes de sus sensaciones y viven su proceso. Acompañarlos ha sido significativo.  

6.12.10

Ni perdón ni olvido


Esta ciudad parece olvidar demasiado pronto, y duele.
Esta ciudad vive la tarde como si fuera cualquier otra, como si nada hubiera pasado, con la memoria adormecida. A pesar de que el clima invitaba a salir y solidarizarse con quienes nos piden no olvidar, fue más fácil quedarse frente al televisor o ir a misa y responder al llamado con el silencio y la ausencia.
Sin embargo, las familias que salieron hoy de sus casas para acompañar a los padres, que hace 18 meses perdieron a sus hijos en un incendio y que marcó para siempre el nombre de esta ciudad, portaron banderas y pancartas y exigieron justicia, porque para una tragedia como ésta, señores, no hay perdón ni olvido.
Aunque los encargados de aplicar la justicia pretendan justificar su inacción. Aunque los responsables se escuden en amparos y pretextos. Aunque las autoridades pretendan que el caso llegue al olvido.
Nosotros, los que marchamos esta tarde, decimos: exigimos justicia.
Porque este movimiento, va más allá de los 49 niños que fallecieron en el incendio causado por la negligencia y la corrupción. Porque cuando se haga justicia, su sombra llegará a todos los niños del país, los que ahora viven y los que están por venir. Porque las instituciones de seguirdad social deben garantizar a los padres y madres trabajadoras de todo el país que sus hijos se encuentran bien cuidados y atendidos, como lo merecen.
Yo espero que si se toma en cuenta y aprueba la propuesta de ley que emitió el Movimiento Cinco de Junio, un día todas las estancias y centros de cuidado social, no sólo para niños, sino los hospitales, asilos, estancias, escuelas, garanticen que quienes no pueden cuidar de sí mismos pueden confiar de los espacios creados para ellos.
Yo quiero que esta ciudad mantenga en su memoria que le debemos solidaridad a las familias que confiaron en el estado, que a nosotros nos puede suceder lo mismo en cualquier momento mientras las autoridades permitan los arreglos por debajo de la mesa y se permita que los empresarios lucren con quienes no pueden pagar por un espacio digno para sus hijos y familiares.
Yo, lo único que pude hacer esta tarde fue marchar junto a ellos. Fue mi forma de decirles, no están solos, yo no olvido.

26.11.10

Extrañando a Alaska

Comparto este fragmento que me gustó, es algo así como el meollo-del-asunto, de Buscando a Alaska, una excelente recomendación que me atrapó y ahora me encuentro a mitad de la noche, extrañando a Alaska, igual que sus amigos.

   "Ella me enseñó todo lo que sabía sobre crustáceos de agua dulce y cómo besar y el vino rosado y la poesía. Me hizo diferente.
   Encendí un cigarro y lo escupí hacia el arroyo.
   −No puedes sólo hacerme diferente y luego irte −le dije en voz alta−. Porque yo estaba bien antes, Alaska. Estaba bien conmigo, con las últimas palabras y los amigos de la escuela, tú no puedes venir, hacerme diferente y luego morirte.
   Pues ella había personificado el Gran quizá, me había demostrado que valía la pena dejar atrás mi pequeña vida por una mayor, y ahora se había ido llevándose con ella mi fe en el quizá. Yo podía llamar a todo lo que hiciera y dijera el Coronel “bien”. Podía tratar de fingir que no me importaba más, pero nunca volvería a ser cierto. No puedes hacerte una persona importante y luego morirte, Alaska, porque ahora soy irrecuperablemente diferente y siento haberte dejado ir, sí, pero fue tu elección. Tú me dejaste sin quizá, atorada en tu maldito laberinto. Y ahora ya ni sé si elegiste la manera derechita y rápida de salirte, si me dejaste así a propósito. Entonces, nunca te conocí, ¿o sí? No recuerdo, porque nunca lo supe."

Buscando a Alaska de John Green, Ediciones Castillo, 2006.

25.11.10

Después

Maldición, debí suponerlo. Un libro que narra una historia así: 145 días antes, 85 días antes, 36 días antes...es porque anuncia que algo va a pasar, algo importante y uno debe suponer que eso, que no se sabe a ciencia cierta qué es, va a sucederle a un personaje entrañable...como ella. Y sí, así fue. Terminé los capítulos de Antes y abrí la segunda parte: Después. Y ahora sé que éste no será un buen día. Algo horrible le sucedió a esa chica inteligente y sarcástica, y no puedo andar por ahí tristeando porque Alaska no aparece y creo saber por qué. Unas páginas antes acababa contar el día más feliz de su vida y el más triste, para después besar al simplón y adorable narrador de la historia y ahora...sólo sé que algo le sucedió y que, a partir del suceso, el libro comienza con un Después. Y lo peor es que ya tengo que irme a trabajar, estaré ocupada todo el día y no sabré qué le sucedió a Alaska.

12.11.10

Gracias, libros...

Hoy se festeja el Día Nacional del Libro y, para celebrar tan importante evento, un colegio en Cabo San Lucas organizó una Feria del Libro a la que fui invitada. La directora y yo pensamos en esta posibilidad hace ya varios meses. Recuerdo que era un día caluroso y yo pasé al colegio para dar seguimiento al proyecto de lectura que iniciaron este ciclo. Ella me comentó que deseaba organizar un evento e invitar a un escritor, le sugerí hacerlo en esta fecha y que fuera una Feria del libro y la Lectura. Días fueron y vinieron y aquí estamos: el evento fue un éxito y gracias a él yo me encuentro aquí.

Invitamos a un excelente escritor. Mantuvo la sonrisa y el entusiasmo en cada colegio que visitamos. Quien más lo disfruté fui yo. Desde que lo vi en la entrada del aeropuerto y subió sus maletas al auto hasta hace una hora que le di un abrazo de despedida, no paré de reír y de pensar, en días así, hasta se me olvida que estoy trabajando. Contestó todas las preguntas que hicieron los chicos y demostró ser poseedor de un excelente sentido del humor. Todos quedaron encantados y desean verlo de nuevo por aquí, creo que él también desea volver y disfrutar de esta ciudad y su especial encanto, mezcla de paz y movimiento, como ese mar que se encuentra con el oceáno justo en el fn de la península, finis terrae.

Yo, a los libros y su festejo les debo todavía más, les debo el encuentro con la ensalada sunomono y sus ingredientes, les debo las historias de una familia que emigró a la Baja hace unos años y una cerveza artesanal llamada burro brown, les debo el sabor del té de jazmín y la certeza de que estoy viva. Una coraza que se hundió en el fondo del mar y un paseo por el tiempo. Quizá también les debo algo de ansiedad,, la relatividad del tiempo y una vista impactante de la península y sus islas.  Gracias, libros, gracias...

5.11.10

Pintar flores


Un fragmento de Konrad durante su proceso de reeducación:

– ¿Has traído el juego de las adivinanzas?

– No, jugaremos a pintar paredes –dijo Kitti y puso a Konrad en la mano un gis rojo y otro verde.

Naturalmente, Konrad no quería pintar las paredes. Suponía que el señor Egon no estaría conforme.

– No pienses en el señor Egon –le distrajo Kitti–. Es mejor que pienses cómo sería la flor que quieres pintar.

– Tiene que tener un tallo como éste –dijo Konrad y se quedó horrorizado, porque había pintado una raya verde en la pared.

– Bravo, estupendo, muy bien, Konrad –elogió Kitti, poniéndole en la boca un bombón de menta.

Los bombones de menta le gustaban a Konrad de un modo especial.

A las seis de la tarde, Konrad se había comido una caja de bombones de menta y todos los trozos de pared del cuarto de estar en los que no había cuadro estaban adornados con flores.

 
de "Konrad", Chritine Nostlinger, 1980. Alfaguara Juvenil

3.11.10

Vuelo

Imagino que salgo a la calle y una ráfaga de viento me levanta. Yo extiendo los brazos y sin oponer resistencia me dejo llevar. Subo y bajo, me deslizo sobre las copas de los árboles y casi a ras del suelo. No me importa no saber el rumbo al que nos dirigimos. Yo, por primera vez, me dejo llevar sin preguntar. Giro una y otra vez mientras la ciudad es una mancha cada vez más lejana.

Eso es lo que imagino esta mañana mientras veo la danza de las bolsas en el aire.

29.10.10

Auto de libertad

Supongo que existió un operativo que durante meses monitoreó las actividades de algunos individuos. Supongo que cuando la policía encontró a Vicente Carrillo no fue una casualidad y para atraparlo se planteó una logística en la que participaron decenas de personas que arriesgaron su vida. ¿Con qué cara se les dice que continúen haciendo bien su trabajo?

¿Cómo le dices a un joven que actúe en forma correcta y no busque enriquecerse de manera ilícita? ¿con qué cara se da una clase de Derecho y se revisan los artículos de la Constitución?

En este país los malechores obtienen auto de libertad y se pasean tranquilamente por donde les dé su gana porque se saben intocables. Tal vez eso lo sabía el Vicentillo y por eso sonreía de esa forma cuando el gobierno federal lo presentó ante los medios de comunicación, como una medalla por lo "bien" que hacen las cosas en esta supuesta guerra contra el narcotráfico.

En este país los dueños de una guardería que no contaba con las medidas de seguridad y donde se violaban las leyes y los derechos de los niños posan junto a políticos y autoridades eclesíásticas en las páginas de sociales o en los partidos de béisbol, mientras los padres de las víctimas se preguntan si habrá una instancia que los castigue por sus faltas y su arrogancia.

La sociedad civili pide justicia, y las autoridades encargadas de ponerla en práctica se lavan las manos y argumentan que esa justicia no puede ser porque la misma ley lo impide. ¿De qué sirven los operativos? ¿cómo le responden a las familias de las víctimas que esperan que se actúe como alguna vez les enseñaron?

Yo no sé qué tanto presionaron y amenazaron a la juez que liberó a este hombre de los cargos que se le imputan pero si sé que si el gobierno no es capaz de garantizar la justicia, no tiene caso que pierdan el tiempo y la vida tantos hombres y mujeres. No tiene caso que se paseen por las ciudades con sus patrullas y sus armas, mejor dejen a todo el mundo en paz. Total, en este país, todo se arregla con dinero y nada pasa.

26.10.10

Arte efímero

Un niño limpiavidrios observa los autos desde la esquina mientras espera el cambio de luz. Toma su botella y lanza un poco de agua por aquí y por allá. Durante unos segundos el niño se olvida de los autos  y sus vidrios sucios y se concentra en dibujar con agua en la banqueta. Traza líneas y curvas en el aire y el agua cae formando una imagen que no alcanzo a ver. Cuando el semáforo cambia al rojo y los autos se detienen, lanza el último chorro y sonríe, mientras regresa a caminar entre los autos.

21.10.10

Pan de tierra

En el pueblo de Huehuetlán, cerca de Soconusco, Chiapas, la gente acostumbraba comer tanta tierra que las autoridades dictamiraron en 1625: "…y porque del gran desorden que la mayor parte de los indios de la dicha provincia tienen de comer tierra, desde muchachos hasta la vejez (…) ordeno y mando que ningún indio ni india coma tierra, en poca ni mucha cantidad (…) es de justicia que en la picota del pueblo se les den cincuenta azotes la primera vez y por las demás cien (…) y al que dos veces lo cometiere no pueda tener oficio de República por cuatro años, desde que lo hubiere cometido y sea castigado. Y si fuese principal, quede en adelante por macehual, sujeto a los servicios del pueblo. Y los alcaldes de él ejecuten esta Ordenanza en los transgresores, so pena de ella, la cual ejecute en los dichos alcaldes el Gobernador de dicha Provincia si fuese negligente."

Pese a las prohibiciones, el comer tierra sigue teniendo un sentido ritual importante. En el santuario de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos, Jalisco, moldean la tierra del pocito para hacer unos panes rectangulares, con la imagen de la virgen grabada en relieve y otros con la del templo. Unos los colorean y la gente los lleva como recuerdo de su visita; otros los dejan al natural y los visitantes los compran para comerlos poco a poco, cuando quieren mitigar sus penas o curar sus enfermedades.

En el santuario del Señor del Santo Entierro en Carácuaro, Michoacán, venden tierra caliza de color rosa, a la que se le atribuyen cualidades semejantes.

En el santuario del Cristo Negro de Esquipulas se compran panes de tierra para que se los coman las mujeres embarazadas, las que también muerden trocitos de barro de olor para satisfacer el antojo que sienten de comer tierra. Se dice que si comieran tierra común, el hijo que esperan llegaría a ser un niño come tierra.

20.10.10

Nota tipo post it

- Y...¿qué has hecho?
- Lo menos posible.
- ¿...?
- Me refiero al trabajo.
- ¡...!
- Me gusta la cerveza, los amigos y las combinaciones entre estas dos variables. Me gusta lo que me gusta.
- Y...¿tú?
- Me gusta esto.
- A mí también.
- ...


Nota para que no se me olvide esta conversación y ese momento.

18.10.10

Te regalo el mar

Eras una bebé pequeña de ojos muy grandes y abiertos, con los que serenamente observabas al mundo. Nos enseñaste a ver con tus ojos, desde tu altura, a encontrar cosas contigo.

Han pasado quince años desde entonces y sigues teniendo los ojos grandes, sigues observando serenamente al mundo, pero ya no eres una bebé pequeña; ahora eres una joven hermosa y llena de vida, capaz de entender lo que no se dice y con una perspectiva muy personal, desde la que recibes lo que la vida te da.

Disfruto tu alegría y tu sentido del humor. Los mejores momentos los he pasado contigo y tu hermana. Viajar con ustedes por esta vida y sus caminos ha sido la mejor forma de transitar. Disfruto verlas crecer, estar ahí mientras sucede. Aprendo de ustedes y con ustedes. La vida es generosa al permitirnos coincidir y acompañar sus vidas

 Te pregunté qué querías de regalo en tu cumpleaños. Además de lo que deseas, hoy, yo te regalo el mar. Es tuyo, disfrúta su inmensidad y siente tu ser en él. Ha sido un placer compartir estos primeros quince años contigo, amor.

14.10.10

Esteban

¿Cómo decirle adiós a quien no conocíamos aún?

Llegó y las ilusiones colgaron de aquí y de allá, hojas de alegres colores y fotografías por venir. Llenaron cada espacio de su casa, sus ojos y sus brazos. El porvenir. Cada palabra lo cubría de amor y, seguro, él lo sabía.
Por algún motivo tuvo que desandar el camino antes de llegar a casa, y lo vamos a extrañar. Hizo tanto bien sin saberlo. Seguirás siendo parte de nosotros, como Diego, como muchos otros que no conocemos

Su papá me contó que se llamaría Esteban, en otras muchas razones, porque su llegada era similar a la de otro Esteban, el que llegó del mar para convertir ese pueblo en una celebración. Así que busqué el texto y aquí comparto un fragmento:

"...No tuvieron necesidad de mirarse los unos a los otros para darse cuenta de que ya no estaban completos, ni volverían a estarlo jamás. Pero también sabían que todo sería diferente desde entonces, que sus casas iban a tener las puertas más anchas, los techos más altos, los pisos más firmes, para que el recuerdo de Esteban pudiera andar por todas partes sin tropezar con los travesaños, y que nadie se atreviera a susurrar en el futuro ya murió el bobo grande, qué lástima, ya murió el tonto hermoso, porque ellos iban a pintar las fachadas de colores alegres para eternizar la memoria de Esteban, y se iban a romper el espinazo excavando manantiales en las piedras y sembrando flores en los acantilados, para que los amaneceres de los años venturos los pasajeros de los grandes barcos despertaran sofocados por un olor de jardines en altamar, y el capitán tuviera que bajar de su alcázar con su uniforme de gala, con su astrolabio, su estrella polar y su ristra de medallas de guerra, y señalando el promontorio de rosas en el horizonte del Caribe dijera en catorce idiomas: miren allá, donde el viento es ahora tan manso que se queda a dormir debajo de las camas, allá, donde el sol brilla tanto que no saben hacia dónde girar los girasoles, sí, allá, es el pueblo de Esteban."

Gabriel García Márquez, El ahogado más hermoso del mundo.

¡Adiós, Esteban!



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¡Adiós, Esteban! Te vamos a extrañar.

7.10.10

Esperanza

Ayer conocimos a Esperanza. Ella representa su nombre. Dentro de sus ojos cansados hay un brillo que ilumina el espacio que comparte con María, Herminia y otras mujeres que viven en la casa hogar.

Esperanza nació en 1924. Me platicó que su padre compró una casa en la 5 de Mayo y desde ahí caminaba cada día hasta su trabajo en la Colonia Centenario. Caminaba casi una hora porque le gustaba ir despacio y observar los árboles y los pájaros. Esperanza dedicó su vida a cocinar para distintas familias de ricos que salían cada mañana al trabajo o la escuela después de desayunar lo que ella preparaba con gusto. Me dio la receta para preparar un caldo de queso típico sonorense y una torta de huevo rellena de queso y chorizo. También me dijo que la gallina pinta es fácil de preparar y que la próxima vez que nos viéramos me diría cómo prepararla.

Regresé pensando en los próximos años y en las posibilidades que existen de que un día yo viva en un lugar similar a ése. ¿De qué hablaría? ¿cuáles serían los recuerdos que saltarían una y otra vez como una forma de retener ese tiempo que ahora vivo? ¿viviré cerca del mar? ¿tendría quien me visitara? ¿conservaría el brillo de mis ojos?

2 cm

Guardo aquí retazos, fragmentos de distintas texturas, tamaños y colores que forman esta colcha de aplicaciones vivas. Los escribo para significarlos en esta cuilta (así decía mi abuela) que cuenta la historia de los días.

Retazos de un día que uniré en otro momento:

camino / 28 de septiembre / dos centímetros / rumbo / tiempo / significados / pérdida / encuentro / escudo protector / gracias / vida / celebración / retrovisor / azul / motivos / distancia / instante / muerte /

3.10.10

La noche desde el agua

Una noche perfecta para bucear y ahí estuvimos para disfrutarla. Flotar a la deriva para observar las estrellas y dejarse abrazar por la vía láctea fue casi tan maravilloso como sumergirnos en la oscuridad y encender, una a una, las estrellas en el mar: noctiluca. Encontré una ciprea que extendía su manto para desplazarse...era justo lo que quería ver, y ahí estaba. Quiero un housing para mi cámara. Quiero volver y disfrutar el cielo así, flotando a la deriva, justo después de bucear. Tomás, uno de mis divebuddies, dijo mientras nadábamos enmedio de la noche hacia el sitio de buceo: no me quiero morir nunca. Pienso igual que él. Quiero disfrutar de muchas noches como la de ayer.

27.9.10

Luna

Creyó que aquello que encontraron una mañana cerca de su casa era un trozo de luna y desde entonces tuvo miedo de las noches en que ella aparecía como queriéndose caer desde una orilla. Se dedicó a seguirla noche tras noche para que no perdiera ni uno solo de sus ojos. Fue en esos días que le perdí la pista, era difícil seguir sus pasos intentando coleccionar los pedazos de luna que solían caer cerca del río. Quiero creer que pasó por aquí una noche y dejó un regalo junto a la ventana. Creo que era suyo porque venía envuelto en una hoja que contenía el fragmento de una conversación que tuvimos una noche que hablamos de la luna y su influencia sobre los hombres, él me explicaba su fascinación por el satélite y yo le contaba los motivos por los que mis padres me habían llamado así, Luna. La piedra que envolvía el papel brilla con una luz pálida y casi azul que cambia de intensidad y a veces creo que intenta decirme algo que aún no alcanzo a comprender.

12.9.10

Encuentros cercanos

1. Se acercan los días en los que la idea es viajar por carretera para cruzar el desierto por un camino recto, dispuesta a todo lo que ofrece ese aparente vacío que permite ver horizontes y deseos.
2. Viajaré o viajaremos, ésa es la cuestión. Si el verbo se conjuga en primera persona del singular o del plural, seguramente marcará una diferencia. Sí, parece raro pero quizá llega el día en que la ficción se puede convertir en una crónica. Dejar de ser personaje de la serie multimedia "Historias para viajar" y convertirse en enviado especial para cubrir el evento.
3. Ver la sonrisa de mi hermana y mi cuñado y constatar si es cierto (como han dicho todos en estos días)  que ya se le nota, y ese bebé tan esperado, también deja de ser parte de nuestros sueños para convertirse en risa y aliento. Darle un abrazo largolargo que diga Feliz Cumpleaños y buscar un regalo especial que tenga su nombre.
4. Encontrarnos con la escritora y escuchar sobre sus lecturas y lo que descubre, sobre los proyectos que van tomando forma y, lo más importante, disfrutar de su presencia y sentido del humor que tanto extraño.
5. Disfrutar de  un concierto en la ciudad más violenta del país (tal vez algunas otras ya superaron esta marca). La voz de Silvio y lo que tiene que decir. Viajar cientos de kilómetros para asistir al concierto  Voces de América para Ciudad Juárez y escuchar a Silvio o hacer como que escucho a Silvio y junto con todos los asistentes creer que la violencia tiene solución.

En otro orden de encuentros:
6. Alguien tocó el timbre de mi casa a las 6:30 am. Cuando salí a ver quién osaba interrumpir así mi sueño, no había nadie. Ya no pude volver a dormir. No se vale.
7. Voy al encuentro del agua salada para disolver el color oscuro.

5.9.10

Paranoia

Platicaba con las Mafaldas hace unas semanas y les decía que cuando pienso en la muerte, lo único que me queda claro es que no hay  forma de sacarle: va a llegar y es un hecho que no puedo cambiar, así que intento mostrar buena cara o al menos no una de pavor. Según dije ese día, había llegado a la conclusión de que no tengo miedo de morir. No es cierto, no sé en qué momento se me ocurrió decir tal mentira. O tal vez debí aclarar que no tengo miedo de morir siempre que sea de muerte natural y no en un accidente o en medio de un tiroteo.

La semana pasada leí varias notas sobre el narcotráfico y sus prácticas. Escuché sobre secuestros, casas de seguridad, amigos que cierran sus negocios, asaltos, armas, drogas, muerte, amenazas, extorsiones, etc. Luego encontré el nombre de un amigo y la fotografía del café que maneja en uno de los lugares más apacibles de la ciudad. Recibió una amenaza: tenía que vender la droga que le dejaban y pagar en unos días al mensajero. Mi papá me cuenta que asaltaron todas las sucursales del negocio en el que trabaja; el dueño acaba de traspasarlo por una mínima cantidad, ya no quiere saber nada. Me cuentan de una amiga que le habló a su esposo del celular mientras lloraba para contarle que frente a ella acababan de matar a alguien y que tenían la calle cerrada. El colmo fue el señor que caminaba frente a la casa el sábado por la noche y se acercó para compartir algo de su locura. Entre frases inconexas contó sobre cómo mató a su hijo con una cuerno de chivo, habló de sicarios que llegaban a una bodega, repitió algunos diálogos que parecían de una mala película de gángsters, órdenes de matar a la gente, habló de encerrarlos, de dinero, de muerte y dijo que el baño del fondo olía a sangre porque ahí los habian matado a todos. Después de un rato continuó su camino. Nunca vamos a saber qué tanto había de cierto en todo lo que dijo.

Tal vez, esa fue la causa por la que ayer no pude terminar de comer. Entré en ese restaurante de mariscos con el estómago vacío y con ganas de probar un poco de todo. Hasta que me  senté y vi que en la mesa de al lado un grupo de policías departía amablemente junto con algunos comensales con cara de pocos amigos. Intenté concentrarme en el cóctel, en los callos que tenía frente a mí, en su delicioso sabor, en la salsa, en el clamato, los callos, sí, eran enormes y estaban frescos y deliciosos. En vano, no pude terminar. Pedí la cuenta y salí a la calle. Eso está mal. No puede ser que haya dejado más del a mitad de los callos. El taxista me cuenta que muchos de sus compañeros dejan el oficio después de que les meten un susto. Yo le pido que vayamos al hotel por mis cosas y  me lleve al aeropuerto.

2.9.10

Banderas

Quizá las señales fueron evidentes para todos, menos para mí. Quizá sea tiempo de hacer algo y poner orden dentro y fuera. Quizá sea momento de decir lo siento y guardar silencio. Quizá también sea momento de hablar o de pedir ayuda. Quizá sea momento de sacar una bandera blanca o una de sos, de agitar los brazos o de dejar de hacerlo. Quizá sea momento de esperar. Quizá sea el momento de retomar o replantear. No sé de qué es el momento, pero sé que es tiempo de algo que no es esto.

Disfrutaba enormemente patinar a la orilla de la bahía. El parque por un lado, el mar por el otro. Personas de todas las edades salían a correr o se montaban en una bicicleta nada más caía la tarde. Paseaban a sus perros o se tiraban en el pasto. Me llamaba la atención encontrar banderas decorativas que colgaban en las casas. No sé si es algo cultural, si es una moda o si la necesidad de comunicar a los demás un estado de ánimo o una postura ideológica es imperativa. El caso es que ahí iba yo, interpretando mensajes mientras patinaba: aquí celebran la pascua; acá están orgullosos de decir que son gays; en este otro dan la bienvenida a alguien; acá viven estudiantes de USD; allá, alguien que practica el buceo. Aquí son demócratas; alla, republicanos. Aquí vive algún veterano; allá alguien que gusta de las flores. Parece que les gusta comunicar quiénes son y lo que pasa en su vida. Yo me preguntaba qué importaba si quienes pasábamos frente a sus casas nos enterábamos de sus gustos y filiaciones. Al parecer, a ellos no les importaba si los demás queríamos saberlo o no, de todos modos colgaban sus banderas para que ellas dijeran lo que ahí pasaba.

Creo que hoy colgaría una bandera. Una bandera que en una imagen dijera, tiempo fuera. O no, tiempo de hacer algo y poner orden dentro y fuera. Quizá una bandera que dijera lo siento o manos a la obra. Sí, eso.

24.8.10

Un adiós desde Punta Chueca

Ayer regresé a Punta Chueca, un año es demasiado cuando se trata de ese lugar y su gente que abraza intensamente y sonríe desde el brillo de sus ojos. Ayer, la tristeza humana que no intenta esconderse y brota del fondo del alma convertida en sollozos.  El lugar de los contrastes y la realidad paralela. Ayer regresé de Punta Chueca y, como siempre que regreso de Punta Chueca, extraño la parte de mí que se quedó sentada junto a Don Antonio y Ramona, siendo parte de la tarde, el mar, el sol.

Adiós, Cornelio, cuéntanos cómo es.

20.8.10

30 kilómetros

Al parecer, la noche anterior llovió a cántaros y el agua acumulada provocó el caos en la ciudad, una rayita más al tigre, como si le hiciera falta. La gente que espera en las aceras por el transporte público y quienes se aventuran a cruzar las avenidas, ahora convertidas en caudalosos ríos, parecen tomar esta situación con calma. Yo transito en uno de tantos camiones que avanzan lentamente mientras levantan pasajeros en cada esquina. Es la lluvia, dice mi compañera de asiento, no había llovido así en mucho tiempo. Tomé el camión en la central de autobuses, me dijeron que llegaría en media hora. Olvidaron mencionar que después de una lluvia como la de anoche el tiempo es relativo. Dos horas, sí, dos horas para recorrer 30 kilómetros de Culiacán a Navolato. Observo, niños desnudos nadan en los charchos que la lluvia formó frente a sus casas, el agua les llega a la cintura; hombres y mujeres barren lodo y agua; una, dos, tres, cuatro...definitivamente hay bastantes, así que me dediqué a contarlas ¿Qué otra cosa podía hacer? Más de 50 cruces conté en el camino. Desde antes de salir de la ciudad y en un recorrido de 30 kilómetros, dispersas o en grupo, con fechas distintas, lonas con fotografías a color y flores. Las familias de las víctimas intentan retener su memoria y colocan un recuerdo en el lugar donde los perdieron. Parece como si quienes transitan y viven por aquí no las vieran más, se han acostumbrado.  Hay por todos lados, comenta de nuevo mi vecina, y faltan los que no tienen nada, los que se murieron ahí y nada más los levantaron y se los llevaron. De regreso ya no quise contar cruces, hice como si no las viera, quizá así hacen todos.

14.8.10

Ella se va

Hace años coincidimos por aquí y por allá. Me caía bien desde antes de conocerla. Leí algunos de sus textos y la imaginaba inquieta, con ojos grandes que observan los detalles y los guardan para sí. Coincidimos un poco más y un día me di cuenta que esperaba encontrarla para hablar de lo que en aquel entonces pasaba o no pasaba. Siempre agradecí sus palabras y su saber escuchar. Dijo verdades que movieron lo que no veía y abrieron ventanas donde entró la luz. Tal vez no la sabe, pero sus palabras fueron importantes en las decisiones que entonces tomé.

La he visto entusiasmarse, crecer, buscar, hablar, reír, consolar, llorar, dar abrazos y energía. Escuché sus planes y su música. Quiero a sus amigos por lo que cuenta de ellos. Adoro a su hijo y sus historias.

Ahora, emprende el vuelo y va detrás de un sueño. Se dedicará a hacer lo que más disfruta: escribir. Y yo sólo atiné a darle un abrazo y a decirle que no va a ser lo mismo sin ella por aquí. Definitivamente hará falta, pero será delicioso leerla, conocer nuevos personajes y vivir con ella las nuevas aventuras en tierras texanas.

Quizá en estos momentos se prepara para tomar esa carretera con el carro cargado y el corazón saltando en la mejor compañía.

Buen viaje, escritora. Es un placer ser tu amiga.

8.8.10

Cuatro dosis de nitrógeno

Intenté explicarle a un amigo el porqué de un blog que nadie lee. Es para mí, le dije, hay cosas de las que ya no me acordaría porque no son tan importantes o, al menos, no con la sensación que provocaron y por lo que decidí escribir sobre ellas.

Así que me dispongo a escribir sobre ayer y por qué es uno de esos días que quiero guardar.



1. Antecedentes: tengo varias semanas intentando bucear y nada. Silvia, mi acostumbrada dive buddy se hace pato, dice que sí y a la hora de la hora, nada. Sniff. Los chicos de la Aquademia no tenían viaje programado. Sniff. ¿Quién más? Ocean Sports, nunca me falla. Así que reservé, el único problema: salían a las 7 am. Listo, había asegurado el buceo. Toda yo vibraba de emoción desde el jueves.
2. Antedecentes 1.0: Tengo que incluir que el jueves tuve un acercamiento genial, una gran experiencia. Enrique, el Bones y yo nos lanzamos a ver noctiluca. Snorkel por la tarde y a esperar que se hiciera de noche. El Bones no pudo quitarse el miedo y por más que le insistí, no quiso. Enrique resultó ser un explorador nocturno que se emociona igual que yo. Hasta tarareaba la música de Fantasía mientras jugaba y encendía la magia ¡Lo disfrutamos tanto!! Como dos chavitos sentados en la orilla, frotando las piedras y gritando emocionados cuando las luces se encendían. Salimos del agua como a las 12 am y nos quedamos platicando tan agusto que no importó la tormenta, la arena y el viento que casi se lleva a Ulises. Una noche estupenda.
3. El sábado salí a San Carlos y por más que me apuré llegué allá a las 7:06, el barco acababa de salir y como el encargado me vio casi llorar, les habló y amablemente regresaron por mí. El trayecto fue de lo más agradable. Un grupo de buzos de Arizona, yo era la única que hablaba español, además de la tripulación. Barbara, la dive master: una mujer como de 60 años con ojos de felicidad y un tatuaje alucinantes, me encantó conocerla. Había un poco de marejada y me quedé con Ernesto, mi capitán y guía favorito, platicando sobre cómo los pescadores se acaban poco a poco las especies, sin ninguna conciencia.
4. Buceamos en la punta norte de la isla San Pedro Nolasco, era el único lugar protegido. Me asignaron un dive buddy, Bob, dos muy buenos buceos. Es extraño bucear con alguien a quien no conoces y en quien confías. No encontramos ningún pulpo, a pesar de que los buscamos. Lo mejor de esos buceos, fue encontrar una especie de nudibranquio blanco con cilios, nunca había visto uno así antes.
5. De regreso vimos como 200 delfines. Me emociono tanto cada vez que encontramos delfines, no van a dejar de maravillarme. Se acercaron al barco y jugaban con las olas, saltaban, daban vueltas. Me encanta que los capitanes se emocionen igual que los pasajeros aunque ellos encuentren delfines todos los días.
6. Cuando llegamos a la marina, Ernesto me contó que saldrían en 15 minutos de nuevo. Irían a San Antonio. Caballitos de mar, pensé. Ya no me bajé del barco, sólo salí corriendo por un sandwich. Los guías del grupo de Arizona hicieron lo mismo. Subió al barco un grupo de jóvenes de Hermosillo, algunos de ellos iban a certificarse. Me dio muchísimo gusto encontrar a Memo y Alejandro, los conocí en la Aquademia. Buceé con ellos en San Antonio, precisamente. Ahora ellos llevaban al grupo. Tienen un proyecto excelente: Blu Revolution.
8. Ernesto fue mi dive buddy, ¿podría tener más suerte? Tiene vista de rayos X, puede ver los pulpos aunque estén metidos en las piedras. Vimos más de 5 pulpos y hasta jugamos con uno. Tal vez se quedó un poco estresado pero fue divertido convivir un rato con él.
9. Encontramos mantas mobula. Su nado es más parecido a un vuelo acuático. Son elegantes y no pierden el estilo. Una maravilla.
10. No vimos ni un solo caballito marino, y eso que los buscamos intensamente en los dos buceos. Tampoco los otros buzos encontraron caballitos, ¿qué pasó con ellos?
11. Lo que más me gusta de San Antonio es encontrar staghorn hermit crabs, una especie de cangrejo ermitaño que habita dentro de un hidrocoral llamado cuerno de alce. Son un ejemplo de trabajo en equipo, de uno más uno es más que dos.
12. Los chicos del grupo de estudiantes, subieron felices. Ver sus caras y escuchar las palabras con las que compartían su experiencia, fue lo máximo. Ojalá los vuelva a encontrar más adelante.
13. Bucear con Ernesto es de lo mejor, qué bien ha sido coincidir bajo el agua.
14. El regreso, fue el cierre de un día aquático de lo mejor. Platicar con los chicos de Blue Revolution me llenó de entusiasmo. Bien por ellos y su iniciativa.
15. Al parecer, la necesidad de bucear ha quedado satisfecha por unos días. Cuatro increíbles inmersiones me han dejado suficiente nitrógeno en el cuerpo como para aguantar una semana.

2.8.10

Noctiluca


Te adentras en la noche, tus pasos se iluminan
agitas los brazos y enciendes las luces del océano
flotas en la magia, nada temes
te contagia su luz, la llevas dentro
Noctiluca
luz de la noche

30.7.10

Bienvenida


Bienvenida, lluvia, que entras en las casas, cierras las calles, tapas alcantarillas y canales. Bienvenida seas, corre por nuestras calles y libera la risa de los niños. Despierta la vida que esconde esta tierra y que inicie una fiesta con flores y cantos. Eres bienvenida, no temas, sucede que no estamos acostumbrados a verte seguido aunque te añoramos. Vamos, canta sobre los techos esa tu canción de ritmo perfecto, nos lanzaremos a bailar entre los charcos y sentiremos la vida en el cuerpo. Llueve, lluvia.

29.7.10

Esto, me preocupa


No sé qué necesitamos para entender que nos lo vamos a acabar. De verdad, completito.

Me encanta este mundo, con su azul y verde y lo que vive y se mueve en él. No quiero irme a otro, me gusta este planeta.

MIentras tengo la refrigeración prendida y pienso que necesito ir a sacar mi carro del taller.

Soy parte del problema, lo sé. Pero aún así, me preocupa.

28.7.10

Dentro de lo cotidiano

Son esos pequeños sonidos
anuncio del ir y venir
los que dan vida al espacio.

Afuera los ladridos
anuncian el regreso de Frodo
mientras Layla sale del rincón
donde se escondía de la noche,
hasta hoy.
Lo observa ir y venir
ladrar a los grillos
olisquear su comida.
Ya no está sola.

Son los zapatos fuera de lugar
los platos sucios
la luz encendida en su cuarto
los que anuncian su regreso
mientras la escucho reír.
La observo ir y venir
tomar su bolso y sus llaves
anunciar su hora de regreso.
Ya no estoy sola.

Regresa lo cotidiano
los días y la música
y con ellos,
la vida que río.

23.7.10

Yo sólo quería un ride

Creo que no podría ser del club de Beyoncé Independent Women. Normalmente no me importa y disfruto de esa independencia, pero hay ocasiones en que saber que estoy sola en esta ciudad me provoca una mezcla de tristeza e impotencia que me hacen actuar en forma extraña, como ayer.

Y es que me choca no tener quien me dé un ride cuando tengo que llevar mi carro al taller. Sé que es completamente irracional y subjetivo. Seguro mucha gente lo hace, pero para mí es un indicativo de soledad cabrona. Sí, lo sé, es algo subjetivo. Es el mismo indicativo por el que algunas personas no pueden ir solos al cine cuando yo lo disfruto muchísimo. Sí, definitivamente es algo subjetivo ¿Y qué le voy a hacer? Me deprime no tener a quién pedirle que me lleve al taller sin hacer cara de qué hueva.

Tal vez ese pobre hombre que atiende el mostrador del taller no entendió por qué cuando me dijo que pidiera un taxi se me llenaron los ojos de lágrimas, tomé mis llaves, le di las gracias y salí de ahí. Él no sabía que de verdad necesitaba ayuda, que traía mi carro lleno de cajas, que tenía que hacer maletas y preparar un material, que había hecho como diez pendientes antes de poder llegar ahí a dejarles el auto para que le arreglaran uno de los muchos detalles que últimamente le están saliendo. Él no sabe que odio llevar el carro al taller y que si por mí fuera me desentendía de ese tema de por vida. Él no lo sabe.

Hay que ir un poco hacia atrás. Yo voy a ese taller por el servicio, por un servicio: siempre me dan un ride a mi casa. Es un plus, aunque sé que más bien es porque Panchita trabaja ahí desde hace años y sabe que cuando llego preguntando si pueden recibir mi jeepointer es porque logré organizar todas las pelotas y puedo quedarme un día sin carro. Ella siempre arregla que alguien me lleve.

Pero ayer no estaba Panchita y ese hombre, aunque es amable, no tiene criterio. Y a pesar de que antes de llegar hablé para preguntar si podían recibir mi auto y dejarme en casa, quien contestó salió a comer y olvidó comentarlo. El hombre del mostrador me decía: no hay quien te lleve. Yo le dije: ahí están los mecánicos, en 10 minutos estarían de regreso. Él respondió: no está el chofer, no se puede. Yo volví a decir: necesito que alguien me lleve. Él repetió: no hay nadie. Yo le dije: dame una opción, necesito dejarte el auto y llegar a mi casa con las cajas que traigo. Él dijo: pide un taxi. Y ahí fue cuando me acordé que no hay nadie y que odio cuando dependo de personas como él, y me fui, a punto de llorar, con el carro lleno de cajas y sin baleros ni amortiguadores. No fue una salida dramática, no soy así, pero creo que sí se notó porque como a los cinco minutos el hombre del mostrador me marcó al celular y me dijo, si quieres yo te llevo.

Ahora necesito encontrar otro taller, me da pena regresar.

20.7.10

Mis zapatos favoritos


Son incómodos, me quedan chicos, no podría caminar más de una cuadra con ellos y, sin embargo, son mis zapatos favoritos. Son maravillosos, literalmente se agarran a la piedra y hacen posible lo que creí nunca iba a lograr: no resbalar.

Hace unos días subí La claustrofobia con ellos y, cuando bajé, supe que algo en mí había cambiado mientras mis manos intentaban sujetarse a una grieta y mis pies se aferraban a la roca.

Gracias a Enrique y Bones por platicar mientras yo subía, me relajó escucharlos aunque no recuerdo ni una palabra de lo que hablaron; significó que sabían que podía hacerlo y no necesitaron decirme qué hacer en cada movimiento, y yo me di cuenta que puedo confiar en ellos y en el equipo.

Seguro me tomó más tiempo que a los demás pero lo importante es que toqué la unión, que no tuve miedo cuando fui consciente de la altura, que cuando busqué la ruta y pensé: voy a subir, lo hice. Subir a La Cementera es bueno; escalar ahí, más.

Jamás imaginé que escalar pudiera gustarme de esta manera, que colgar de una cuerda me provocara tanta emoción, que mi mente se relajara al contacto con la piedra mientras mi cuerpo se tensa y busca dentro y fuera de mí un camino, o que unos pies de gato, como comúnmente se les llama a los zapatos de escalar, se convirtieran en mis zapatos favoritos.

29.6.10

Nos vamos

Haremos maletas y nos vamos a trabajar en lo que más me gusta. Ellas me acompañan y quizá aprovechen para tomar el sol y pasear por ahí. Siempre les escribo para contarles lo que veo y cuánto me gustaría que pudiéramos caminar por la orilla del mar o ver ese atardecer juntas. Cruzaremos el mar, la península, el mar, nos adentraremos en el corazón de la Tierra para ver los acantilados y respirar el viento de los rarámuris. Vamos a encontrarnos con nosotras, con los demás. Vamos a dar y recibir abrazos, a desear buena suerte a la familia que se aventura a la tierra de los tulipanes y el queso. Sabemos que les irá bien, sólo queremos darles ese abrazo con nuestros buenos deseos. Sí, nos vamos. El dilema ahora es: cómo llevar sólo 15 kg de equipaje cuando nos espera tanto.

22.6.10

Escuchar lalala lalala

El silencio particular de mi casa, el pájaro carpintero, el móvil que baila y canta, el susurro del viento entre las ramas que no alcanzo a ver, el agua que sale por la regadera, el gruñido de Ani al despertar. Estos sonidos cotidianos, me recuerdan que estoy aqui. Lo sé, no es nada nuevo, es sólo que hoy esta simple acción cobra un sentido nuevo. Percibo el mundo a través de los sentidos, me permiten apreciar lo que en él existe. Hoy escucho lo familar y eso me hace feliz, creo que volveré a oír como lo hacía antes. Después de un día de tres estupendos buceos, regresé a casa con un poco de dolor en la garganta para variar no le hice mucho caso y al día siguiente creí que mi oído iba a reventar. Como tenía que emprender una gira por el estado y sus alrededores cercanos y lejanos, solo atiné a pasar por una farmacia antes de salir y comprar pastillas desinflamantes.  Creí que en uno o dos días el dolor sería un recuerdo. Error. El dolor, como suele suceder con todos los dolores, era sólo un aviso de que algo estaba por ponerse peor, y así fue, y como decidí no tomarlo muy en cuenta y no escuchar su sabia advertencia, ese dolor se convirtió en algo que inflamó, punzó, tapó, se llevó el sonido lejos, muy lejos y en su lugar dejó un zumbido que me acompaña desde hace más de una semana.  Pero hoy, hoy, queridos amigos, parece que el sonido vuelve de donde andaba y yo podre dejar de leer los labios y de repetir frases como éstas: me puedes repetir, por favor, ¿qué?, ¿sí?, habla un poco más fuerte, no escucho bien.

tralala lalala lalala

21.6.10

Crack

Ayer fui testigo del el momento preciso en que un tipo perdía a su esposa en una tienda de ropa. No, no se entienda mal, no me refiero a que no la encontraba sino a que no la volverá a encontrar. Se veía que ya habían recorrido varios pasillos, o varias tiendas, y no aparecía lo que estaban buscando. Así que él se adelantó un poco y cuando llegó a la sección de tallas extras, escuché que gritó: Acá está la ropa para gordas, busca aquí. Ella no dijo nada, pero por la forma en que lo miró supe que esa relación pasaba a mejor vida. Casi pude escuchar Mondúber como música de fondo.

17.6.10

SCJN: ¡Qué vergüenza!

Los Ministros de la SCJN consideran que no están facultados para deslindar responsabilidades en el caso del incendio en la Guardería ABC, aunque admiten que hubo claras violaciones a las garantías individuales de los 49 niños fallecidos y los más de 70 pequeños que quedaron con lesiones graves que marcarán su vida.

Yo siento vergüenza por los once individuos que tienen como responsabilidad ministrar la justicia en este país y en quienes los padres, y el país completo, confió.

El Presidente Calderón hace una campaña justificando las acciones que emprenden contra el crimen organizado y yo le digo que siento vergüenza por su hipocresía, servilismo y pocos huevos.

A partir de ayer, este país no es el mismo. Las autoridades han perdido la credibilidad de un país entero y no habrá quien nos haga creer en su discurso vacío. Lo único que les queda es renunciar porque no hay forma de justificar su permanecia en la SCJN.

14.6.10

Justicia en México

Hoy inicia la discusión en la SCJN sobre el caso de la Gurdería ABC. Es un día importante. Esta discusión podría demostrar que en este país la ley tiene un valor, y que si se violan las garantías individuales, se hará justicia.

Imagino qué sería de nuestra vida si una de mis hijas hubiera estado ahí y sólo puedo admirar la fortaleza de los padres, la solidaridad de los integrantes del M5J, el deseo de justicia que va más allá de la aceptación de la pérdida.

Los padres de los niños afectados en el incendio seguramente se encuentran ahí, escuchando a los ministros deliberar sobre el expediente que se ha constituído a base de pruebas y análisis.

Quiero decir No están solos y que éste mensaje vuele hasta donde cada uno de ellos esté y les haga saber cuánto nos importan.

9.6.10

Literatura portátil

I

La tarde frente al mar, hablar de la vida. Encontrar palabras para hablar de lo cotidiano mientras el sol desaparece y la marea sube. El tiempo no se detiene y en la playa aparece la imagen de ese libro, un hombre que intenta plasmar el principio del mar. Un gran encuentro.

II

Desde la pared, esas imágenes contaban historias salidas del imaginario literario de los espectadores; los personajes intercambian opiniones desde su lugar en la pared. Bartleby dice que preferiría no responder a esa pregunta de Cortázar; Pessoa  busca el rostro de la mujer que da la espalda; tímidamente, Kafka observa desde la orilla y cuenta alguna anécdota de la casa Gregorio.

III

Kafka está ahí, tan tímido, tan a la expectativa que pensé: lo quiero. Vamos, le dije, y él respondió que eso era imposible. Creí leer una nota que decía vendido, así que fueron unas sábanas revueltas las que imaginé en mi pared. Esa cama contaba una historia, otra historia, y yo quería escucharla ¿quién estuvo ahí? ¿dónde está ahora? ¿qué recuerdos guardan las sábanas? Quiero escuchar la historia de esa cama con sábanas revueltas.

IV

Imaginé la historia de un balón a sus pies y lo traje a casa. Ahora, Kafka observa y espera el momento para contarla. Kafka junto a Kafka, excelente combinación. Las sábanas tendrán que esperar. Imagino que llego a los pies de esa cama y me recuesto sobre las sábanas, aún tibias; desde la pared, Kafka observa y el joven llamado Cuervo comienza a hablar. Yo escucho.


Venecia López, Kafka en la orilla, 2010.

29.5.10

El miedo

Ahora que existen dos días de distancia y que veo todo como en una película, quiero creer que mi escudo protector, el que siempre presumo y en el que confío cuando voy de viaje, sí funciona. Pienso en todo lo que pudo haber pasado y no sucedió y el balance con lo que sí sucedió es positivo. Gracias a quien me hizo correr en vez de quedarme paralizada al verlos venir. Gracias a quien quiera que haya hecho que ese hombre se asustara al ver mi cara de terror. Gracias a su mamá, si fue ella quien le dijo que a las mujeres no se les hace daño. Gracias a quien sintiera prisa por abandonar el lugar en vez de insistir y buscar algo de más valor como botín.

Tengo esa imagen guardada como si fuera un sueño o una escena de alguna película mala. Ellos corriendo, acercándose, tratando de no ser vistos. Ellos, brincando la malla que divide la carretera, cargando unas armas tan grandes que les impiden hacerlo con prisa. Ellos, la cara cubierta con algún trapo que alguna vez fue blanco. Ellos gritando: no corran, y mis pies que comienzan a hacerlo. Ellos gritando, apuntando, una mirada se asoma desde el agujero que cubre el rostro y se detiene un segundo. Mis sentidos no atienden más que a sus gritos, sólo espero no escuchar una detonación. Tengo miedo. Recuerdo que uno de ellos me gritaba y aunque quería mis cosas, no tomó nada. Buscó algo de valor en el asiento trasero, sólo encontró libros. Sacó el bolso donde llevo el costalito de salvia que me regaló Ramona y, luego de revolverlo, lo regresó a su lugar. Le di un celular, le ofrecí cigarros y se fue, corrió hacia la oscuridad junto a los otros dos que habían golpeado y despojado a mi jefe de todo lo que llevaba encima.

Dejaron el silencio y el miedo. No fue fácil hablar. Sólo preguntar, ¿estás bien? Huir de ahí. Tuvo que pasar un día, viviendo como si nada hubiera pasado, para que asomara la primera lágrima. Era la rabia por sentir miedo a la noche, al camino, al espacio abierto. Lo que más amo en un viaje.

26.5.10

¿Cumplido?

Sentada en una hermosa banca en el centro histórico de una ciudad lejana, una mujer lee.

- Muñeca, buenas tardes.
- Buenas tardes.
- Todavía luce usted muy bien.
- ¿?

22.5.10

Dos sueños

Soñé que salimos a caminar una tarde y llegamos a un terreno, ella decía: aquí voy a construir mi casa, y me explicó cómo planeaba organizar su nuevo espacio. Perfectamente pude imaginar ese pequeño terreno habitado por ella y sus libros, su música y sus fotografías, su gata y su perra, sus colores y sueños. Era un espacio íntimo y muy personal. En una esquina el trazo hacía un corte y cuando pregunté si ahí pensaba construir una bodega para el material de escenografía, contestó que ése era el lugar destinado para el árbol que plantaría la próxima semana, un árbol que dará flores y podré ver desde adentro, dijo. Me mostró el dibujo que había realizado en una hoja de cuaderno. También me mostró el plano con medidas y dijo que ella misma supervisaría la construcción. Es una linda casa, dije, y aunque fue en un sueño, me dio gusto compartir ese momento con ella.

También soñé que recibía un correo electrónico con un mensaje que enviaba señales desde el espacio exterior y decía algo como "estoy bien". Aunque el mensaje no especificaba el remitente, yo podía saber quién lo enviaba. Ése sueño, no lo entendí.

7.5.10


Tiene unos tres años. Lleva una playera de Ben 10, es roja y le gusta. Asistió al Juicio Ciudadano con su mamá. Se sienta junto a ella y la observa, luego se pone de pie y observa a las personas sentadas cerca de ellos. Busca el brazo de su mamá de vez en cuando, casi la toca, gira su dedo y se posa por unos segundos sobre él, como sin darse cuenta, después continúa jugando.

Tal vez, su mamá no le preguntó si quería venir, pero él la acompaña. No sabe qué es un juicio, no sabe qué es lo que hacen ahí, pero en estas tres horas no ha protestado ni una sola vez. Él observa, juega, baila y se saca los mocos. Saca el dedo de su nariz, observa y estira el moco lo más posible, parece decepcionado cuando se rompe fácilmente, lo prueba y después limpia su dedo en la silla o en la blusa de su mamá.

Su papá lo lleva a caminar y regresan con un camión de juguete envuelto en celofan. Él pregunta: ¿cómo se llama eso? y luego intenta repetir hee lop toro helioptero heliototero. Lo repite muchas veces en voz baja heliototero heliototero heliototero y hace suya la palabra mientras toca, un apenas, un casi, con su dedo las aspas del helicóptero que viaja sobre la plataforma del camión de plástico. Su dedo lo conecta con las sensaciones, sus ojos observan alrededor y él sueña que vuela. Levanta el helicóptero y todos volamos con él.

No ha dicho ni una sola vez me quiero ir. Juega y espera. Juega y su juego es el mundo entero. Todos soñamos que volamos, soñamos que subimos a ese helicóptero y nos lleva lejos. Soñamos que nunca hubo un incendio. Soñamos que no hace falta la risa de los niños. Soñamos que la ciudad no los extraña. Soñamos que sus padres concilian el sueño, descansan y piensan en llevarlos al mar.

6.5.10

Veredicto

Juicio Ciudadano a las Instituciones de Sonora


Movimiento Ciudadano por la Justicia 5 de Junio

21.4.10

Historia de cómo una piedra de la suerte fue a dar al bolsillo de su pantalón


Era una cesta más pequeña que ésta, mucho más pequeña. Guardaba una docena de piedras de río de tonalidad verdosa, eran pequeñas y muy lisas. Como esas piedras que suelo levantar y guardo porque me gustó como se sentía tocarlas y tenerlas en la mano. En la cesta había un letrero que decía: Piedras de la suerte de Baja California, tome una. Yo había tomado más de una, pero después regresé por ésa, la última que tomo, me prometí. Pensé que podía ser un buen regalo, luego me arrepentí y cuando estaba a punto de dejarla, pensé por qué no, y la llevé conmigo. Al día siguiente llevaba la piedra dentro de mi bolso, junto con algunos libros que me habían dado para que el autor los firmara. Después de la presentación, o mejor dicho, las presentaciones, decidí que sí, que una piedra de la suerte de Baja California podía ser un buen regalo para un personaje encantador, y se la di. Le conté la historia y él sonrió, con una sonrisa sincera, y la echó en el bolsillo de su pantalón. Después, ya cuando la plática estaba salpicada de anécdotas graciosas y no tan graciosas, risa y un compartir sincero, me contó que antes del viaje buscó algún amuleto que terminara con una racha de sucesos poco agradables. Creo que lo publicó y sus amigos hicieron toda clase de recomendaciones, pero al final no llevaba nada. Tal vez la piedra tenía que ir en ese bolso y yo solamente la encontré para entregarla a su dueño, el genial señor Hinojosa.

24.3.10

Lo que recuerda

Quiere que le hable de ella, pero no hay mucho que decir. No, casi no la recuerdo. Recuerdo el olor de la cocina, olía a caldo de pollo, el techo alto, muy alto, y la estufa grande, siempre limpia. Algunas veces me pregunté cómo le haría cuando se llegaba a fundir el foco. Recuerdo que sobre un mueble había una caja metálica decorada con imágenes de cuadros antiguos, en esa caja siempre había algunas piezas de pan dulce. Nosotros abríamos la caja, quizá sólo para comprobar esa constante, nunca para tomar un pan. Lo teníamos prohibido, no sé por qué. No se nos permitía tomar nada de la cocina, aunque tuviéramos hambre. Lo que sí hacíamos era mojar la punta del dedo con saliva y levantar las grageas de colores del fondo de la caja, eso no se notaba y teníamos la sensación de hacer algo prohibido. Recuerdo un patio grande y vacío, no tenía un solo árbol y siempre estaba limpio, y unos cuartos al fondo que siempre fueron un misterio, los mantenían cerrados con candado y las pocas ocasiones que vimos que alguien salía y se dirigía a uno de ellos, no nos dejaba asomarnos, la explicación era que ahí no había nada para niños y luego esa frase: “no queremos que se asusten cuando vean al fantasma que vive ahí dentro” y nosotros nos pasábamos la tarde completa pegados a la puerta, tratando de ver algo entre los tablones, creyendo haber escuchado algo. Recuerdo, también, que en su cuarto había un armario de madera. Tenía dos puertas con espejo y varios cajones que casi siempre estaban cerrados con llave. Invertimos muchas horas buscando la llave, hasta que una tarde la encontramos, pero ese día tuvimos tanto miedo de ser descubiertos que lo único que hicimos fue a dar vuelta al cerrojo y comprobar que abría. Unas semanas después por fin nos aventuramos a explorar dentro del armario, no recuerdo qué encontramos, supongo que nada interesante porque de esa tarde sólo recuerdo el olor a talco y el orden con el que estaban colocadas las cajas y su ropa interior. No sé por qué le teníamos tanto miedo, creo que nunca nos pegó. Tampoco nos hizo un cariño ni nos dio un regalo. Era su forma de hablarnos, sin tocar, como se le habla a quien no importa si está o no. Era como si ella hubiera preferido que no estuviéramos ahí, que no existiéramos. Creo que no nos quería.

14.3.10

Solicitud de amistad

Es discutible el término. Tal vez porque ya nos acostumbramos y no nos asombra que a diario encontremos un aviso de algún extraño o extraña que quiere ser nuestro amigo, sea cual sea el medio o la red en la que estemos dados de alta. Sí, me asombran las posibilidades de encuentro con quienes alguna vez coincidimos y que jamás soñamos con volver a ver o saber algo de ellos. Sí, me asombra la apertura y la facilidad para establecer contacto y circular información. Soy fan del Internet y usuaria de messenger y facebook y, aunque tengo mis cuestionamientos sobre cómo nos relacionamos cada día más en en plano virtual y menos en el de a deveras, el de carne y hueso, soy usuaria y hasta acudo a mi terapia de evasión una vez a la semana en bejeweled o word challenge. Lo que ahora llama mi atención es el sentido de la palabra amigo y la forma en que de un día para otro tenemos más de 100 amigos a los que probablemente nunca veremos en persona.

Encontré una solicitud de amistad en FB. No sé quién es, tiene un nombre extranjero como Ruddisaf Vioodfol, algo así. La imagen de su fotografía de perfil tampoco me dice nada. Tenemos en común dos páginas de buceo de las que alguna vez me hice fan porque un amigo-instructor las sugirió, algo así. Es todo. Antes de dar respuesta a la solicitud me llama la atención las 6 fotografías de perfil que aparecen en su lista de amigos, así que doy clic (aunque no me gusta indagar así en la vida de quien no conozco, tampoco en  la de quien conozco pero ese es material para otra historia que no quiero contar), y que se abre la mentada lista de amigos de Rwersfoak y encuentro que sus cientoypico de amigos son en realidad amigas y todas bucean, o al menos eso indica la fotografía que tienen en su perfil. Sí, la lista de amigos de Rudgoier Vasioer o cómo quiera que se llame se compone exclusivamente por mujeres que tienen en su perfil una fotografía de alguna inmersión. Mujeres de todo el mundo bajo el agua. Mujeres guapísimas que lucen todavía más atractivas dentro de ese equipo que les permite convertirse en sirenas. Me pregunto quién diablos es este Veriolliof y de qué se trata esta especie de club de sirenas. ¿Las invitará a bucear? ¿será un viajero del mundo y buscará divebuddies en cada lugar que visita?, ¿hablará con ellas o sólo se dedica a reunir fotos como estampitas de álbum? ¿será una especie de freak?, ¿será fan del sexo submarino?, ¿será una invitación a un reallity show tipo el bachelor bajo el agua? Como no recuerdo el nombre de Reweriorff Viookioff, nunca lo sabré. Pues antes de que mi cabeza se convirtiera en una cascada de preguntas más y más extrañas sobre un tipo que ni conozco ni conoceré y sus  gustos o aficiones, regresé y respondí que thank you, but no thank you, I don't wanna be your friend, scuba freak (no lo escribí, sólo lo pensé). Algunos días después encuentro de nuevo la solicitud de fbamistad, con una nota: I think you're hot, o algo así. Y pensé, vaya, al tipo de verdad le gustan las mujeres que bucean, porque en esa imagen no se distingue nada de nada, y aún así, piensa que soy hot y estoy segura que no puede ver más que esa fotografía. Me reí y pensé: he thinks I'm hot, jaja. Regresé a ver mi foto y la verdad es que no encontré el factor hotness por ningún lado. Extrañas cosas.

6.3.10

El Coloso

Lo que más me gusta de esta ciudad es este barrio, me meto en él como quien espía otra vida y siempre encuentra algo que le asombra. Hace años, cuando recién llegué a vivir aquí, alguien me dijo: por nada del mundo se te ocurra meterte ahí, no me conocía. Es su gente que sonríe, son los colores, los viejos que se sientan por la mañana con una taza a tomar el sol, las doñas haciendo tortillas junto al tambo convertido en fogón, son las niñas con uniforme que bajan la calle dejando que el viento levante su falda, son las mujeres que se acercan a la hora del recreo para ver a sus hijos jugar, es el señor que vivía en aquella casa construída de piedra laja en la orilla del cerro y a quien nunca logré ver, pues su cara siempre estaba detrás del  períodico que leía, son las flores frente a las casas, es el señor que sube el carro de paletas por la empinada calle, es el espacio abierto que se esconde detrás del cerro, es el señor que baja el tanque de gas en hombros, es el color del pasto seco tras los campos de juego, es el gordo que pide cooperación para las festividades, son los locos de la esquina, los niños que encuentran un espacio para jugar a la pelota aunque tengan que esperar a que pasen los carros, es el espacio ceremonial violentado por una calle pavimentada que atraviesa y vigila, son las ramadas y la vida que resignifican, son los fariseos y sus mandas, con sus máscaras, sus tenábaris de aluminio y su danza. Cuando llega la cuaresma, este barrio tiene otra vida, son otros los sonidos que se escuchan y otras las formas de vivirla.

La fotografía es de Roberto O., quise darle el crédito y busqué en su perfil de flickr que sólo dice que es hombre y está ocupado, yo puedo agregar que sus imágenes son estupendas.

26.2.10

whirlpool

Esta semana es como un torbellino. Todo pasa, da vueltas, me levanta del suelo, doy vueltas yo también, giro en sentido contrario y no he podido asirme a nada. En cuanto deje de escuchar el viento y las cosas azotando contra las paredes, saldré a buscar algunos retazos que nos permitan entender qué fue lo que sucedió.

25.2.10

La Pochota


Ha visto el tiempo ir, testigo de la destrucción, de historias entrelazadas,  es guardiana del espíritu maya que sobrevive en su gente. 
Extiende sus ramas para abrazar al pueblo completo, quiere llegar hasta el río, escuchar su paso, mojar sus ramas en él.

Aquí a la vuelta, venden los mejores tamales de chipilín y hierba santa. Quiero sentarme en una mesa de plástico sobre la banqueta, con una cerveza y sin prisa. Abriría un tamal de hierba santa como si fuera una galleta de la fortuna para leer un mensaje, quizá el mismo que no he sabido escuchar. Más tarde volvería a la plaza, me sentaría en una banca para ver sus ramas vibrar mientras intentan decirnos algo.

23.2.10

Regalos

A friendly visit, George B. O'Neill

Esta lista no tiene orden de importancia, cada detalle hizo que el día tuviera otro color. Un color que no se parece al de todos los días, era un color cercano que latía y envolvía con una sonrisa más cálida.

1. Una naranja agria que deja su aroma en mis manos y me recuerda que estoy viva.
2. La sonrisa de Pau desde el escenario.
3. Un vale con una notita que aún tiene corazones y letras de colores.
4. Una llamada.
5. Una puerta abierta a las palabras que cuentan acerca de los días y su geografía.
6. Mi vecino me contó sobre el colibrí que encontró en su jardín. No pudo revivirlo. Cuando tuvo sólo plumas de colores sobre su mano, decidió enterrarlo bajo una enredadera. Decía esto mientras señalaba el lugar y sonreía.
7. "No laves los platos, nosotras nos encargamos de todo, es tu cumpleaños."
8. Abrazos, muchos abrazos en todas las presentaciones.
9. Esta imagen que llegó acompañada de palabras cercanas y una receta de comida árabe.
10. Un mafaldeo entre semana, lo mejor.

Estoy contenta.

20.2.10

Layla

Sí, es verdad que he pensado que llegó disfrazada de coneja aunque en realidad es un extraterrestre que viene a explorar las posibilidades de sobrevivir en nuestra atmósfera y su verdadera misión es cavar hasta el centro de la Tierra y extraer muestras de los elementos que componen la corteza terrestre.

Sí, es verdad que se ha dedicado a destruir, que prefiere mis plantas de ornato a su comida y que no existe  barrera que la detenga cuando se ha propuesto llegar a algún lugar.

Esa mañana, hace unos días, cuando descubrí que en su afán por convertirse en escaladora logró subir hasta la más alta repisa y encontró la bolsa, que ni yo misma recordaba tener, en donde guardé las bolitas azules que me salvaron de aquella rata que habitó nuestra lavandería hace un año o más, me di cuenta que la quiero. El veterinario dijo que tenía posibilidades de salvarse si le inyectamos vitamina K durante varias semanas para ayudar a contrarrestar las hemorragias.

Sí, reniego cuando hay que limpiar; sí, a veces, cuando se dedica a destruir no me cae tan bien; pero esta mañana, cuando se acercó saltando y la alcé para revisar si estaba bien, ella se acurrucó en mis brazos. Todo,  estuvo bien por unos segundos: su vida latiendo es valiosa y yo agradezco que esté aquí para cumplir su misión. Te queremos, Layla-topo-excavadora.

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