2.9.10

Banderas

Quizá las señales fueron evidentes para todos, menos para mí. Quizá sea tiempo de hacer algo y poner orden dentro y fuera. Quizá sea momento de decir lo siento y guardar silencio. Quizá también sea momento de hablar o de pedir ayuda. Quizá sea momento de sacar una bandera blanca o una de sos, de agitar los brazos o de dejar de hacerlo. Quizá sea momento de esperar. Quizá sea el momento de retomar o replantear. No sé de qué es el momento, pero sé que es tiempo de algo que no es esto.

Disfrutaba enormemente patinar a la orilla de la bahía. El parque por un lado, el mar por el otro. Personas de todas las edades salían a correr o se montaban en una bicicleta nada más caía la tarde. Paseaban a sus perros o se tiraban en el pasto. Me llamaba la atención encontrar banderas decorativas que colgaban en las casas. No sé si es algo cultural, si es una moda o si la necesidad de comunicar a los demás un estado de ánimo o una postura ideológica es imperativa. El caso es que ahí iba yo, interpretando mensajes mientras patinaba: aquí celebran la pascua; acá están orgullosos de decir que son gays; en este otro dan la bienvenida a alguien; acá viven estudiantes de USD; allá, alguien que practica el buceo. Aquí son demócratas; alla, republicanos. Aquí vive algún veterano; allá alguien que gusta de las flores. Parece que les gusta comunicar quiénes son y lo que pasa en su vida. Yo me preguntaba qué importaba si quienes pasábamos frente a sus casas nos enterábamos de sus gustos y filiaciones. Al parecer, a ellos no les importaba si los demás queríamos saberlo o no, de todos modos colgaban sus banderas para que ellas dijeran lo que ahí pasaba.

Creo que hoy colgaría una bandera. Una bandera que en una imagen dijera, tiempo fuera. O no, tiempo de hacer algo y poner orden dentro y fuera. Quizá una bandera que dijera lo siento o manos a la obra. Sí, eso.

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