28.1.10

Buscar la puerta

Quizá todas las cosas ya estén perdidas de antemano secretamente en algún lugar remoto. Al menos existe un lugar tranquilo donde todas las cosas van fundiéndose, unas sobre otras, hasta conformar una única imagen. A medida que vamos viviendo no hacemos más que descubrir, una tras otra, como si tirásemos de un hilo muy fino, esas coincidencias. Cerré los ojos e intenté recordar el mayor número de cosas bellas perdidas. Intenté retenerlas en mi mano. Aunque fuera un instante.

K en Sputnik, mi amor de Haruki Murakami

Mientras todo esto se asienta en algún lugar dentro de mí, buscaré la puerta de la que hablaba Sumire.

27.1.10

2 - 2

Abro una página esperando encontrar el resultado. Mientras se carga y aparece el anuncio que no permite ver las noticias, me sorprendo pensando: "por favor, que hayan ganado, que hayan ganado, que hayan ganado"...nada, no hay información. Voy a Google, alguien debe haber subido el resultado del juego de hoy. Al parecer no ha terminado el juego, pues todas las entradas que encuentro son de fechas anteriores. De pronto aparece la fecha, 26 de enero. Sí, alguien sabe el resultado. Es una página de apuestas. Respiro profundo y leo el resultado: 7-2. Debo confirmarlo. Busco y encuentro un vínculo a la página de la Liga Mexicana del Pacífico. Lo confirmo: los Naranjeros empataron la serie, ganaron con 7 carreras. Pienso en la alegría de todos los que estuvieron ahí. Por alguna razón me siento tranquila, no eufórica, pero sí tranquila...¿en qué momento me convertí en fan del béisbol?

23.1.10

Café para dos

Tal vez, su forma de demostrar que estaba dispuesto fue ésa, un acto simple y en apariencia insignificante, y que, al parecer, nadie notó. Nadie supo lo difícil que fue entrar al pasillo de enseres de cocina y elegir el par de termos con los que salió de la tienda departamental. Fue una tarde difícil. Nadie lo hubiera notado a simple vista: sus manos sudorosas podían haber sido una señal de que ése no era un acto cotidiano; tal vez, si alguien hubiera observado la forma en que tomaba una taza y luego otra, para después regresarlas al mostrador, podía hacer notado un ligero temblor; o la forma en que caminaba de un extremo a otro del pasillo, como si en esa elección se le fuera la vida. En esos objetos simples, se representaba el futuro. Un futuro distinto al que siempre creyó tener, un futuro que comenzaba a tomar forma:  se traducía en palabras, en planes de viajes y lugares por visitar, en tardes que hubiera deseado no terminaran, en un calor nunca antes experimentado, en anécdotas compartidas y, a veces, en silencio. El tipo de silencio que necesitaba pero no lo sabía, un bálsamo que le aliviaba y aligeraba el alma, tras años de intentar olvidar lo que cargaba a cuestas y llenaba cada rincón y extinguía cualquier posibilidad de vida. Después de pensarlo una y otra vez, tuvo claro que quería compartir las mejores y las peores horas de sus días, y ésa fue su forma de dar un primer paso, sin palabras. Cuando regresó a casa, dejó ambos termos sobre la mesa e hizo una llamada. Gracias por aceptar, dijo, paso por ti temprano. Por la mañana, un acto sencillo y definitivo, prepararía café para ambos.

20.1.10

Usos tradicionales

En Bután, la mariguana se utilizaba con fines prácticos: en los internados los niños untaban con marihuana el suelo para que las chinches la comieran, anduvieran más lentas y despistadas, y así fuera más fácil cazarlas.

15.1.10

Tal vez sea por eso



Sobre el techo de la tierra, el viento silbaba en los obenques de los mástiles de la televisión. Resultaba extraño oír ese ruido ahí, en medio de la ciudad, tan lejos del mar. Sin embargo, me llegaba entremezclado con el lejano fragor de los coches en la avenida de Ivry, en la Place d’Italie, más allá todavía, en los muelles o en la carretera de circunvalación, en oleadas, muy suave, como cuando sube la marea. De pronto sentí un vacío, un deseo que se apoderaba de mí, que me hacía daño. Era por el sonido del mar, hacía mucho tiempo que no lo oía, era algo vertiginoso. Me dirigí hacia el borde del tejado, inclinada contra el viento, como si allí abajo fuera a poder ver el mar. Nono me agarró:

-¿Qué haces? ¿Estás loca? ¿Quieres morir?


Pensé: “Tal vez sea por eso por lo que la gente se tira por la ventana, porque cree que el mar está ahí abajo”. Me agarré a él.


El pez dorado, J. M. G. Le Clézio

9.1.10

On the Radio, again

Esta rola es la neta, y aquí le sale tan bien que quise compartirla, de nuevo. Regina Spektor rules.

Cantemos:

This is how it works
It feels a little worse
Than when we drove our hearse
Right through that screaming crowd
While laughing up a storm
Until we were just bone
Until it got so warm
That none of us could sleep
And all the styrofoam
Began to melt away
We tried to find some worms
To aid in the decay
But none of them were home
nside their catacomb
A million ancient bees
Began to sting our knees
While we were on our knees
Praying that disease
Would leave the ones we love
And never come again.

On the radio
We heard November Rain
That solo's really long
But it's a pretty song
We listened to it twice
'Cause the DJ was asleep.

This is how it works
You're young until you're not
You love until you don't
You try until you can't
You laugh until you cry
You cry until you laugh
And everyone must breathe
Until their dying breath.

No, this is how it works
You peer inside yourself
You take the things you like
And try to love the things you took
And then you take that love you made
And stick it into some
Someone else's heart
Pumping someone else's blood
And walking arm in arm
You hope it don't get harmed
But even if it does
You'll just do it all again.

And on the radio
You hear November Rain
That solo's awful long
But it's a good refrain
You listen to it twice
'Cause the DJ is asleep
On the radio
(oh oh oh)
On the radio
On the radio - uh oh
On the radio - uh oh
On the radio - uh oh
On the radio

5.1.10

Le dio...eso

Había pasado tiempo, mucho tiempo, tanto que era poco probable que se acordara de ella. Algunas veces la recordaba, muy de vez en cuando, solamente cuando encontraba por ahí algo que le recordara su aroma o su risa, o si alguien escribía y ponía la t ladeada hacia la izquierta o veía que alguien comenzaba a formar palabras con la sopa de letras (alguna vez le escribió una carta completa sobre la mesa, hasta utilizó letras de su plato, ese día no comieron sopa). Esos días se preguntaba qué sería de ella y de sus manías, la imaginaba con otro y, aunque no quisiera, esa imagen lo perturbaba, así que se esforzaba por imaginarla caminando por una calle, sola, observando el cielo o los edificios como solía hacerlo entonces. Esos días imaginaba que la encontraba de frente y la saludaba como si se hubieran visto el día anterior, como si nunca hubieran caminado por aceras distintas y tuvieran una hoja en blanco frente a ellos, entonces la invitaba a tomar algo y caminaban por la orilla del río y ella le contaba sus cosas y él le contaba que un día la encontraría de frente al doblar una esquina. Pero ese día, el día que la encontró justo al doblar la esquina, a él le dio cutupeto y solamente atinó a meterse en el rellano de una puerta, aguantó la respiración, sintió su corazón latiendo casi saliendo del pecho. La vio pasar con todo y su manía de no pisar la raya de las aceras.

Archivo del Blog