2.10.06

La Feria del Libro

Bien...aquí está, por fin.
Bueno, eso de por fin es un sentimiento romántico, me es agradable recorrer stands llenos de libros.
Sin embargo, me invade la frustración...los libros están caros, muy caros. La explicación que dan los encargados de los stands es que tienen que pagar los gastos de venir hasta Hermosillo, el transporte es caro, el hospedaje es caro.

Siento coraje, mucho coraje. Cuando compro un libro siento que estoy pagando el viaje del tipo que está sentado frente a mí y que me mira con inmensa flojera desde su silla. Debe ser por el calor que nos agobia, a él y a mi. Sin embargo, yo puedo decidir salir corriendo de ahí y regresar a las 9 de la noche. Él no, él tiene que quedarse ahí. Será esa la razón por la que ha volteado el abanico y egoistamente se queda con todo el aire.

Yo me voy. Me voy con todo y mi calor y mis ganas de comprar esa antología de cuentos.

Ir a la feria del libro me frustra.

!Ah! pero Eva y Manuel se presentaron en la explanada y a lo lejos alcancé a escuchar una canción de Pescetti. Salí apresuradamente del stand, dejando al acalorado hombre con todo su aire del ventilador y sus libros caros, para ir a cantar con ellos el juego de los antónimos.

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