1.6.07

Horas de Mayo-Junio

Tengo varios años asistiendo al evento, ayer me preguntaba por qué lo sigo haciendo si siempre me queda el mismo sabor de boca. Reconozco la organización y la intención, son buenas, no está en ellos el problema, sino en la actitud de los poetas.

La mejor forma, quizá la única recomendable, de acercarse a los poetas es a través de su obra, es un terrible error creer que ellos se parecen a lo que escriben. Claro, puede uno acercarse por otros motivos, por ejemplo, para tomarse una cerveza, como compañeros de baile (algunos son realmente buenos) o de viaje, intercambio de recetas, chistes, en fin, también son muy buenos amigos, no sé, cualquier otra faceta de las muchas que tenemos las personas, pero como poetas, lo mejor es leerlos.

¿Encuentro? Me pregunto si esto se debe llamar un encuentro, tampoco es que sea un desencuentro, lo que sucede es que apenas y se rozan, caminan con un ego grande y no permiten que nada ni nadie los toque. Llevan libros para mostrar o regalar a quienes creen que puede ayudarlos a ser publicados en otro lugar, al resto de los mortales ni lo ven. Muchas veces he sentido que sólo habemos dos o tres personas en la sala que estamos ahí para escuchar las lecturas, me refiero a una escucha honesta y abierta del poema por sí mismo, no por su autor; el resto de los presentes, espera su turno, son los que van a leer en la mesa siguiente. Llegan temprano, pero en vez de escuchar, releen sus poemas en silencio, una especie de calistenia mental: evitar que la lengua se les trabe o equivoquen las palabras. Parece ser que están ahí para compartir poemas, pero lo que yo veo, desde mi humilde visión de lectora, es que llegan sólo para ser escuchados, porque justo después de que termina su mesa se van y no vuelven a regresar. Eso sí, a la hora del convivio están puestos, quizá éste sea el momento del verdadero encuentro, la borrachera poética, la esencia de Horas de Junio.

¿Saben cómo lo veo? Lo mismo que una competencia de fisiculturismo, demostrar lo buenos que son para organizar complicados versos y construcciones formales, delante de todos, igual que apretar los brazos para mostrar unos trabajados pectorales Son muy pocos los que muestran algo fresco, que verdaderamente toque a la audiencia, y en la mayoría de los casos, son los textos de poetas poco reconocidos, los que van ahí para compartir, no para impresionar. Una lección. De cualquier forma iré, quiero escuchar lo que falta por ser contado.

5 comentarios:

Franco Félix dijo...

Muchas quejas y yo no te he visto por ahí!!!! jajaja.
es lo que yo digo, pinches poetas. si es encuentro de escritores, no de poetas, poetas puede ser cualquiera. Y eso de que andan por ahí con su ego grande, pues ni modo! todos andamos por ahí con el ego, solamente que unos los disfrazan de retórica. ni hablar, lo que sí, es que ha habido lecturas pésimas.

mariana de tijuana dijo...

Hola,

Me topé con tu blog revisando el de Omar Bravo y la verdad es que a pesar de que nunca he ido a Horas de Junio, tu descripción, que es la de cualquier encuentro literario, me parece muy atinada.
Los encuentros son competencia, los poetas, que si, tienen el ego más grande que muchos, son como una manada donde todos buscan al poderoso y a la vez, ser el próximo poderoso a seguir.
Sigo leyendo y gracias por las palabras.

Bernyciento dijo...

Fui invitado por la Maestra Josefa Isabel Rojas Molina y no me sentí preparado para asistir. Aún me resisto al autonombre de "poeta" y, sinceramente, deseo leer a los demás desde el rincón, sin mirarlos y así no desilusionarme de la incongruencia entre las obras y sus autores. Uno y mil besos, además de otros tantos saludos por una ventana más alta que yo, ahí en la UNO... ;-***...

Anónimo dijo...

Me gusto tu reseña de las horas de junio...nunca he sentido las ganas de ir a este evento donde los egos son tan grandes que nadie mas cabe...en fin...un saludo y un abrazo...

mar adentro dijo...

Gracias.

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