21.6.07

Sin planear es mejor




Son los mejores días, los que no se planean, los que te asaltan de repente y sin pensarlo mucho, o nada, dices sí, está bien, vamos. Tenía mucho sin hacer algo así, ya lo extrañaba, lo necesitaba. Meterme al agua y salir de aquí. No pensar.

Recibo una llamada antes de las 8 de la mañana, venía de dejar a mis hijas en la escuela.
- ¿Qué vas a hacer ahora?
- Además de ir a un taller por la mañana, no lo sé, ¿por?
- Voy a probar una cámara a la isla, ¿te animas?
(Pasaron unos 10 segundos en los que repasé mis responsabilidades del día y las comparé con mis ganas de tirarme al agua, algo que se estaba volviendo una necesidad imperiosa).
- Estoy pensando.
- El problema es que sólo tenemos cuatro tanques.
- Yo tengo dos tanques llenos del año pasado, espero que el aire esté bueno todavía.
- ¿Entonces?
- En media hora estoy ahí.

En la cocina dejé un recado para mis hijas: “Me fui a bucear, regreso en la noche”. Nunca lo había hecho, no suelo ser irresponsable, de verdad necesitaba meterme al agua, ellas lo entendieron, lo supe por el mensaje que dejaron en mi celular: “Qué padre que te fuiste a bucear, nos vemos más tarde”.

¿Cómo decirlo? Es el aire en la cara cuando te subes a la lancha y empieza a saltar sobre las olas, con eso bastaría, la sola brisa sería suficiente para sentirse bien, sin embargo, hay más. Es el sonido del agua cuando saltamos sobre ella, cuando ella salta sobre nosotros, es el sonido y la sensación del agua en la cara. Es el agua con la que juegas al romper la estela con los pies o las manos, cuando sientes cómo golpea y te hace cosquillas. Hay más, es el color del agua, es lo inmenso, es acercarse a la isla y seguir más allá, buscar un lugar, cuando hay tantos lugares, todos los lugares, quieres recorrer todo el espacio.

Fueron dos buceos geniales, no quería que se me notara la emoción pero creo que fue difícil ocultarla. Recordar algo que sabes hacer desde dentro de ti, que se ha vuelto parte de tu naturaleza y por eso no importa si hace un año que no te metes al agua, todo está bien, es como volver a casa. Ni siquiera sentí frío, claro, me metí en un traje, debajo del agua soy como la Barbie rosa, todo es rosa, mi traje, mi visor, mis aletas, todo...hasta los guantes, pero es una estrategia que funciona, eres fácil de identificar y si algo se pierde es fácil encontrarlo. Cuando menos funcionó esta vez con mi compañero que estaba más que distraído sacando callos y sólo regresaba de tiempo en tiempo para ver si todavía seguía ahí.

El resumen: una sonrisa inmensa. En la superficie vimos una ballena, fue genial, salió a respirar dos veces y lentamente se sumergió, como si quisiera que la disfrutáramos, vimos delfines y una caguama, tan cerca que pude ver el brillo en sus ojos y las formaciones sobre su caparazón. En el fondo, además de flotar, escuchar mi respiración, dar vueltas y ser muy feliz, vi langostas, peces juveniles (cuando están chiquitos son de colores brillantes, distintos a los que tendrá cuando sean adultos), vi muchos pulpos, cangrejos araña, un cangrejo ermitaño de los que cargan con un coral cuerno de venado (me encantan, tienen una relación genial), coral blando de muchos tipos y colores, es como un campo de flores, peces, muchos peces, busqué nudibranquios y caballitos de mar pero no encontré ninguno.

Si hay algo que disfruto hacer, es esto. De verdad me gusta, tanto que me olvido de todo lo que queda en la superficie, bajo el agua todo está bien. Es observar la vida, ser testigo de ella, es estar conmigo, es no temer a nada, a nada. Bajo el agua todo es armonía, suena cursi, pero es verdad. Cada elemento está ahí por un motivo y la naturaleza encuentra el camino para seguir. Cuando estoy ahí, bajo el agua, pienso que quizá la naturaleza encontrará el modo de salir adelante a pesar de nosotros, quizá nos sacuda un poco, quizá se deshaga de nosotros, quizá le estorbemos, es lo más seguro.

Lo mejor es que Silvia no pudo probar su cámara, hacía falta un accesorio, así que una vez que llegue, en dos semanas, repetiremos la experiencia.





4 comentarios:

nacho dijo...

Muy cool tu reseña... tienes que compartir el lugar a donde fueron...
Algùn dìa compartiremos esta afición... ya verás.

nacho m.

sylvíssima dijo...

Ay Lorena, me encantó todo esto que escribiste es mucho más de lo que imaginaba que era el azul profundo. Si vuelves a ir ¡traéme una estrella de mar!!!

un abrazo, nos debemos un café.

Omar Bravo dijo...

Yo quisiera ir contigo.
Me encantaría bucear.

Unbesodos.

Anónimo dijo...

Amiga,
que rico leerte, me sentí casi nadando. Tks ;-)

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