24.8.10

Un adiós desde Punta Chueca

Ayer regresé a Punta Chueca, un año es demasiado cuando se trata de ese lugar y su gente que abraza intensamente y sonríe desde el brillo de sus ojos. Ayer, la tristeza humana que no intenta esconderse y brota del fondo del alma convertida en sollozos.  El lugar de los contrastes y la realidad paralela. Ayer regresé de Punta Chueca y, como siempre que regreso de Punta Chueca, extraño la parte de mí que se quedó sentada junto a Don Antonio y Ramona, siendo parte de la tarde, el mar, el sol.

Adiós, Cornelio, cuéntanos cómo es.

20.8.10

30 kilómetros

Al parecer, la noche anterior llovió a cántaros y el agua acumulada provocó el caos en la ciudad, una rayita más al tigre, como si le hiciera falta. La gente que espera en las aceras por el transporte público y quienes se aventuran a cruzar las avenidas, ahora convertidas en caudalosos ríos, parecen tomar esta situación con calma. Yo transito en uno de tantos camiones que avanzan lentamente mientras levantan pasajeros en cada esquina. Es la lluvia, dice mi compañera de asiento, no había llovido así en mucho tiempo. Tomé el camión en la central de autobuses, me dijeron que llegaría en media hora. Olvidaron mencionar que después de una lluvia como la de anoche el tiempo es relativo. Dos horas, sí, dos horas para recorrer 30 kilómetros de Culiacán a Navolato. Observo, niños desnudos nadan en los charchos que la lluvia formó frente a sus casas, el agua les llega a la cintura; hombres y mujeres barren lodo y agua; una, dos, tres, cuatro...definitivamente hay bastantes, así que me dediqué a contarlas ¿Qué otra cosa podía hacer? Más de 50 cruces conté en el camino. Desde antes de salir de la ciudad y en un recorrido de 30 kilómetros, dispersas o en grupo, con fechas distintas, lonas con fotografías a color y flores. Las familias de las víctimas intentan retener su memoria y colocan un recuerdo en el lugar donde los perdieron. Parece como si quienes transitan y viven por aquí no las vieran más, se han acostumbrado.  Hay por todos lados, comenta de nuevo mi vecina, y faltan los que no tienen nada, los que se murieron ahí y nada más los levantaron y se los llevaron. De regreso ya no quise contar cruces, hice como si no las viera, quizá así hacen todos.

14.8.10

Ella se va

Hace años coincidimos por aquí y por allá. Me caía bien desde antes de conocerla. Leí algunos de sus textos y la imaginaba inquieta, con ojos grandes que observan los detalles y los guardan para sí. Coincidimos un poco más y un día me di cuenta que esperaba encontrarla para hablar de lo que en aquel entonces pasaba o no pasaba. Siempre agradecí sus palabras y su saber escuchar. Dijo verdades que movieron lo que no veía y abrieron ventanas donde entró la luz. Tal vez no la sabe, pero sus palabras fueron importantes en las decisiones que entonces tomé.

La he visto entusiasmarse, crecer, buscar, hablar, reír, consolar, llorar, dar abrazos y energía. Escuché sus planes y su música. Quiero a sus amigos por lo que cuenta de ellos. Adoro a su hijo y sus historias.

Ahora, emprende el vuelo y va detrás de un sueño. Se dedicará a hacer lo que más disfruta: escribir. Y yo sólo atiné a darle un abrazo y a decirle que no va a ser lo mismo sin ella por aquí. Definitivamente hará falta, pero será delicioso leerla, conocer nuevos personajes y vivir con ella las nuevas aventuras en tierras texanas.

Quizá en estos momentos se prepara para tomar esa carretera con el carro cargado y el corazón saltando en la mejor compañía.

Buen viaje, escritora. Es un placer ser tu amiga.

8.8.10

Cuatro dosis de nitrógeno

Intenté explicarle a un amigo el porqué de un blog que nadie lee. Es para mí, le dije, hay cosas de las que ya no me acordaría porque no son tan importantes o, al menos, no con la sensación que provocaron y por lo que decidí escribir sobre ellas.

Así que me dispongo a escribir sobre ayer y por qué es uno de esos días que quiero guardar.



1. Antecedentes: tengo varias semanas intentando bucear y nada. Silvia, mi acostumbrada dive buddy se hace pato, dice que sí y a la hora de la hora, nada. Sniff. Los chicos de la Aquademia no tenían viaje programado. Sniff. ¿Quién más? Ocean Sports, nunca me falla. Así que reservé, el único problema: salían a las 7 am. Listo, había asegurado el buceo. Toda yo vibraba de emoción desde el jueves.
2. Antedecentes 1.0: Tengo que incluir que el jueves tuve un acercamiento genial, una gran experiencia. Enrique, el Bones y yo nos lanzamos a ver noctiluca. Snorkel por la tarde y a esperar que se hiciera de noche. El Bones no pudo quitarse el miedo y por más que le insistí, no quiso. Enrique resultó ser un explorador nocturno que se emociona igual que yo. Hasta tarareaba la música de Fantasía mientras jugaba y encendía la magia ¡Lo disfrutamos tanto!! Como dos chavitos sentados en la orilla, frotando las piedras y gritando emocionados cuando las luces se encendían. Salimos del agua como a las 12 am y nos quedamos platicando tan agusto que no importó la tormenta, la arena y el viento que casi se lleva a Ulises. Una noche estupenda.
3. El sábado salí a San Carlos y por más que me apuré llegué allá a las 7:06, el barco acababa de salir y como el encargado me vio casi llorar, les habló y amablemente regresaron por mí. El trayecto fue de lo más agradable. Un grupo de buzos de Arizona, yo era la única que hablaba español, además de la tripulación. Barbara, la dive master: una mujer como de 60 años con ojos de felicidad y un tatuaje alucinantes, me encantó conocerla. Había un poco de marejada y me quedé con Ernesto, mi capitán y guía favorito, platicando sobre cómo los pescadores se acaban poco a poco las especies, sin ninguna conciencia.
4. Buceamos en la punta norte de la isla San Pedro Nolasco, era el único lugar protegido. Me asignaron un dive buddy, Bob, dos muy buenos buceos. Es extraño bucear con alguien a quien no conoces y en quien confías. No encontramos ningún pulpo, a pesar de que los buscamos. Lo mejor de esos buceos, fue encontrar una especie de nudibranquio blanco con cilios, nunca había visto uno así antes.
5. De regreso vimos como 200 delfines. Me emociono tanto cada vez que encontramos delfines, no van a dejar de maravillarme. Se acercaron al barco y jugaban con las olas, saltaban, daban vueltas. Me encanta que los capitanes se emocionen igual que los pasajeros aunque ellos encuentren delfines todos los días.
6. Cuando llegamos a la marina, Ernesto me contó que saldrían en 15 minutos de nuevo. Irían a San Antonio. Caballitos de mar, pensé. Ya no me bajé del barco, sólo salí corriendo por un sandwich. Los guías del grupo de Arizona hicieron lo mismo. Subió al barco un grupo de jóvenes de Hermosillo, algunos de ellos iban a certificarse. Me dio muchísimo gusto encontrar a Memo y Alejandro, los conocí en la Aquademia. Buceé con ellos en San Antonio, precisamente. Ahora ellos llevaban al grupo. Tienen un proyecto excelente: Blu Revolution.
8. Ernesto fue mi dive buddy, ¿podría tener más suerte? Tiene vista de rayos X, puede ver los pulpos aunque estén metidos en las piedras. Vimos más de 5 pulpos y hasta jugamos con uno. Tal vez se quedó un poco estresado pero fue divertido convivir un rato con él.
9. Encontramos mantas mobula. Su nado es más parecido a un vuelo acuático. Son elegantes y no pierden el estilo. Una maravilla.
10. No vimos ni un solo caballito marino, y eso que los buscamos intensamente en los dos buceos. Tampoco los otros buzos encontraron caballitos, ¿qué pasó con ellos?
11. Lo que más me gusta de San Antonio es encontrar staghorn hermit crabs, una especie de cangrejo ermitaño que habita dentro de un hidrocoral llamado cuerno de alce. Son un ejemplo de trabajo en equipo, de uno más uno es más que dos.
12. Los chicos del grupo de estudiantes, subieron felices. Ver sus caras y escuchar las palabras con las que compartían su experiencia, fue lo máximo. Ojalá los vuelva a encontrar más adelante.
13. Bucear con Ernesto es de lo mejor, qué bien ha sido coincidir bajo el agua.
14. El regreso, fue el cierre de un día aquático de lo mejor. Platicar con los chicos de Blue Revolution me llenó de entusiasmo. Bien por ellos y su iniciativa.
15. Al parecer, la necesidad de bucear ha quedado satisfecha por unos días. Cuatro increíbles inmersiones me han dejado suficiente nitrógeno en el cuerpo como para aguantar una semana.

2.8.10

Noctiluca


Te adentras en la noche, tus pasos se iluminan
agitas los brazos y enciendes las luces del océano
flotas en la magia, nada temes
te contagia su luz, la llevas dentro
Noctiluca
luz de la noche

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