18.4.07

Qué bueno, qué bueno...

Hay canciones que me aparecen, así de repente, y me mueven completa. Lo digo literalmente, esas canciones me mueven todo, por dentro y por fuera, al escucharlas no puedo estar quieta y comienzo a moverme, bailo, no puedo evitarlo, bailo, no importa que sea sola y si hay con quien bailar, pues qué mejor.

Así apareció en mi firmamento bailador una canción de Jarabe de Palo y Jorge Dextler, llegué a ella buscando otra canción que escuché y que desde la primera vez me movió todo por dentro, solo por dentro. Así que la busqué, la bajé y ya que estaba ahí, pensé, bajaré otras más, tal vez estén tan buenas como ésta, regresé después de un rato para ver qué sorpresas habían caído (me encanta hacer eso), para mi sorpresa, había gratas melodiosas sorpresas, comencé a escucharlas y entonces llegó, y con ella todo lo que se movió (por dentro y por fuera). La canción se llama Qué bueno, qué bueno. Tiene ritmo, ése ritmo que te va moviendo poco a poco, el que comienza por el estómago, sube a los hombros, baja a los pies y termina en las caderas, cuando llegas a ese punto tienes que pararte y bailar.

Pues bien, Qué bueno, qué bueno, es el tipo de canción que uno quiere bailar para alguien, es decir, comenzar a bailar solo y acercarte a una persona, o esa persona, que debe estar sentada en algún lugar cercano, cuando estás justo enfrente sigues bailando y estiras la mano para compartir el gusto, después de eso pueden pasar muchas otras cosas, como seguir bailando, o simplemente quedarse ahí, mirándose a los ojos y sin palabras decidir qué es lo que sigue.
Lo que sucede ahora es que no hay nadie con quien bailar y el reproductor está en modo de Repeat y yo tengo mucho trabajo, lo más prudente es no bailar, pero no puedo evitar que la música me baile por dentro, me baile con ella, así, quise compartirla a través de palabras, para que alguien baile conmigo, aunque sea a destiempo, después de bajar la canción y moverse con ella.

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