26.11.10

Extrañando a Alaska

Comparto este fragmento que me gustó, es algo así como el meollo-del-asunto, de Buscando a Alaska, una excelente recomendación que me atrapó y ahora me encuentro a mitad de la noche, extrañando a Alaska, igual que sus amigos.

   "Ella me enseñó todo lo que sabía sobre crustáceos de agua dulce y cómo besar y el vino rosado y la poesía. Me hizo diferente.
   Encendí un cigarro y lo escupí hacia el arroyo.
   −No puedes sólo hacerme diferente y luego irte −le dije en voz alta−. Porque yo estaba bien antes, Alaska. Estaba bien conmigo, con las últimas palabras y los amigos de la escuela, tú no puedes venir, hacerme diferente y luego morirte.
   Pues ella había personificado el Gran quizá, me había demostrado que valía la pena dejar atrás mi pequeña vida por una mayor, y ahora se había ido llevándose con ella mi fe en el quizá. Yo podía llamar a todo lo que hiciera y dijera el Coronel “bien”. Podía tratar de fingir que no me importaba más, pero nunca volvería a ser cierto. No puedes hacerte una persona importante y luego morirte, Alaska, porque ahora soy irrecuperablemente diferente y siento haberte dejado ir, sí, pero fue tu elección. Tú me dejaste sin quizá, atorada en tu maldito laberinto. Y ahora ya ni sé si elegiste la manera derechita y rápida de salirte, si me dejaste así a propósito. Entonces, nunca te conocí, ¿o sí? No recuerdo, porque nunca lo supe."

Buscando a Alaska de John Green, Ediciones Castillo, 2006.

25.11.10

Después

Maldición, debí suponerlo. Un libro que narra una historia así: 145 días antes, 85 días antes, 36 días antes...es porque anuncia que algo va a pasar, algo importante y uno debe suponer que eso, que no se sabe a ciencia cierta qué es, va a sucederle a un personaje entrañable...como ella. Y sí, así fue. Terminé los capítulos de Antes y abrí la segunda parte: Después. Y ahora sé que éste no será un buen día. Algo horrible le sucedió a esa chica inteligente y sarcástica, y no puedo andar por ahí tristeando porque Alaska no aparece y creo saber por qué. Unas páginas antes acababa contar el día más feliz de su vida y el más triste, para después besar al simplón y adorable narrador de la historia y ahora...sólo sé que algo le sucedió y que, a partir del suceso, el libro comienza con un Después. Y lo peor es que ya tengo que irme a trabajar, estaré ocupada todo el día y no sabré qué le sucedió a Alaska.

12.11.10

Gracias, libros...

Hoy se festeja el Día Nacional del Libro y, para celebrar tan importante evento, un colegio en Cabo San Lucas organizó una Feria del Libro a la que fui invitada. La directora y yo pensamos en esta posibilidad hace ya varios meses. Recuerdo que era un día caluroso y yo pasé al colegio para dar seguimiento al proyecto de lectura que iniciaron este ciclo. Ella me comentó que deseaba organizar un evento e invitar a un escritor, le sugerí hacerlo en esta fecha y que fuera una Feria del libro y la Lectura. Días fueron y vinieron y aquí estamos: el evento fue un éxito y gracias a él yo me encuentro aquí.

Invitamos a un excelente escritor. Mantuvo la sonrisa y el entusiasmo en cada colegio que visitamos. Quien más lo disfruté fui yo. Desde que lo vi en la entrada del aeropuerto y subió sus maletas al auto hasta hace una hora que le di un abrazo de despedida, no paré de reír y de pensar, en días así, hasta se me olvida que estoy trabajando. Contestó todas las preguntas que hicieron los chicos y demostró ser poseedor de un excelente sentido del humor. Todos quedaron encantados y desean verlo de nuevo por aquí, creo que él también desea volver y disfrutar de esta ciudad y su especial encanto, mezcla de paz y movimiento, como ese mar que se encuentra con el oceáno justo en el fn de la península, finis terrae.

Yo, a los libros y su festejo les debo todavía más, les debo el encuentro con la ensalada sunomono y sus ingredientes, les debo las historias de una familia que emigró a la Baja hace unos años y una cerveza artesanal llamada burro brown, les debo el sabor del té de jazmín y la certeza de que estoy viva. Una coraza que se hundió en el fondo del mar y un paseo por el tiempo. Quizá también les debo algo de ansiedad,, la relatividad del tiempo y una vista impactante de la península y sus islas.  Gracias, libros, gracias...

5.11.10

Pintar flores


Un fragmento de Konrad durante su proceso de reeducación:

– ¿Has traído el juego de las adivinanzas?

– No, jugaremos a pintar paredes –dijo Kitti y puso a Konrad en la mano un gis rojo y otro verde.

Naturalmente, Konrad no quería pintar las paredes. Suponía que el señor Egon no estaría conforme.

– No pienses en el señor Egon –le distrajo Kitti–. Es mejor que pienses cómo sería la flor que quieres pintar.

– Tiene que tener un tallo como éste –dijo Konrad y se quedó horrorizado, porque había pintado una raya verde en la pared.

– Bravo, estupendo, muy bien, Konrad –elogió Kitti, poniéndole en la boca un bombón de menta.

Los bombones de menta le gustaban a Konrad de un modo especial.

A las seis de la tarde, Konrad se había comido una caja de bombones de menta y todos los trozos de pared del cuarto de estar en los que no había cuadro estaban adornados con flores.

 
de "Konrad", Chritine Nostlinger, 1980. Alfaguara Juvenil

3.11.10

Vuelo

Imagino que salgo a la calle y una ráfaga de viento me levanta. Yo extiendo los brazos y sin oponer resistencia me dejo llevar. Subo y bajo, me deslizo sobre las copas de los árboles y casi a ras del suelo. No me importa no saber el rumbo al que nos dirigimos. Yo, por primera vez, me dejo llevar sin preguntar. Giro una y otra vez mientras la ciudad es una mancha cada vez más lejana.

Eso es lo que imagino esta mañana mientras veo la danza de las bolsas en el aire.

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