El cartero dejó en la puerta un sobre con mi nombre y dirección, escritos a mano. Normalmente, encuentro solamente recibos y estados de cuenta; hoy, no. Un sobre verde, pequeño, escrito a mano, con una postal en su interior. Dentro: un paisaje, también pintado a mano, el dibujo de un pequeño pueblo en las montañas, gente que vive un día cotidiano bajo un sol que brilla y sonríe en lo alto. Al reverso, una historia que lleva a otra, acompañando un saludo y un abrazo. Quise alcanzar al cartero para darle las gracias. Recibir algo así, hace que un día deje de ser sólo un día porque, de alguna manera, ese sol sonriente de los Alpes suizos también brilló aquí.
1.6.09
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4 comentarios:
:)!
Qué lindo!! Yo tampoco suelo recibir más que boletas... Pero un pueblo pintado a mano es algo muy distinto!
yo recibo amenazas todos los viernes
¿las dejan por debajo de la puerta?
es un hermoso acto humano, eso de amenazar.
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