27.11.07

Ella sonríe

Ella se acerca a la ventana y sin decir una palabra se detiene junto al auto. Sólo sonríe y muestra una especie de caja roja que sostiene entre sus manos. Vengo distraída. Ella no se mueve, no emite un gesto, tampoco se atreve a decir nada. Sostiene el bote rojo (para este momento alcanzo a darme cuenta que es un bote, es rojo y dice Teletón) y sonríe, no deja de hacerlo.
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No es una sonrisa-sonrisa, es una sonrisa que dice algo como: "así me dijeron que debía sonreír, yo preferería no hacerlo porque, la verdad, esto ya no me gustó nada, pero si no lo hago nadie abrirá su ventana, ni dejará caer unas monedas y yo no podré llegar mañana a la escuela y devolver este estúpido bote, pensé que sería más divertido, que vendría con mis amigas y botearíamos juntas, pero no, nos dejaron a cada quien en un crucero distinto, y a mí me dan miedo los viejos y ya se está haciendo de noche, por eso cuando veo que es un viejo el que viene manejando ni me acerco, me dijo mi mamá, qué vas a andar haciendo en la calle pidiendo monedas y exponiéndote a que cualquier viejo te diga algo o te hagan una grosería, nada más por andar ahí de volada, yo no sé para qué las mandan a ustedes a esto, para eso están los muchachitos de las escuelas oficiales, mejor yo te doy el dinero y no tienes que salir y me acompañas a comprar el regalito para el babyshower de la Chachis, pero no, ahí estoy de terca, le dije que el maestro de ética, lo odio, pasaría a los cruceros que nos asignaron para checar que estuviéramos ahí y entonces me trajo, de mala gana pero me trajo, no quiso prestarme el carro, estoy castigada por llegar tarde, ni le dije nada, a ver si este viernes me lo presta para ir a la juntada de las Smarties, ándele, abra la maldita ventana y éche todas las monedas que traiga, así me darán más horas de servicio social, así no tendré que venir mañana y aprovecho para retocarme las uñas, asco como las traigo, qué no me ve, abra la ventana porque el semáforo va a cambiar y se está haciendo de noche y casi nadie me ha dado nada, abra la ventana, bruja, qué no sabe que estoy pidiendo para el teletón, permítame, mi celular está sonando, ah, sí, espera que estoy enmedio de la calle esperando que una doña abra la ventana, qué, que no trae nada, no le creo, vieja estúpida, acabo de perder un semáforo parada aquí, esperando que abra la maldita ventana y usted sólo puede decir, no traigo, qué le pasa, qué no sabe que es para el teletón y es dinero para los niños que no pueden caminar y así me dan horas de servicio social, ya me quiero ir, me da miedo estar aquí de noche y nunca voy a acabar, me da miedo ir a pedir a los carros donde vienen hombres, maldita estúpida, abre y yo con mi sonrisa de estúpida.
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Y así, se dio la media vuelta, con su bote rojo y su atuendo elegido especialmente para combinar, playera roja tipo polo y una linda bolsa de ositos, también roja y de marca, colgando del hombro, mientras se detenía junto a otro auto, conducido por una señora mayor, su sonrisa ensayada, su nodecir nada, sólo su sonrisa y el bote rojo, claro, con su bolsa que hace juego y su miedo a estar en la calle.

2 comentarios:

Franco Félix dijo...

sonrisa de sandía.

nacho dijo...

Hola, aquí leyendo tus crónicas de una vida alterna. Me gustó... un beso. nacho m.

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