30.9.07

El fin de una estrella

Se debía a su público, eso lo tenía claro. Aunque era difícil contener la ansiedad, intentaba mantener la calma y permanecer hasta el final de las fiestas después de cada uno de sus conciertos, si bien, comenzaba a rasgar servilletas, comerse las uñas y, como última opción, a fumar. No disfrutaba fumar. Al contrario, permitía que cientos de adolescentes lo besaran y abrazaran, firmaba cada autógrafo y sonreía cuando alguien le tomaba una fotografía, aunque no tuviera ganas de hacerlo. Hacía todo lo que tenía que hacer, todo lo que se espera de una estrella como él. Seguía cuanto tratamiento de belleza sugerían sus estilistas, se vestía con prendas que él nunca hubiera elegido, aceptó cortarse y teñirse el cabello y hasta procuraba mantenerse al día sobre las noticias internacionales, por si algún entrevistador hacía alguna pregunta. Su agente no tenía de qué quejarse, bueno, casi de nada. Al principio le dio por esconderse bajo la mesa durante las ruedas de prensa, tiraba su pluma y luego se agachaba a recogerla, se introducía bajo el mantel por un par de minutos; un tiempo después cambió su forma de vestir, comenzó a usar chaquetas de cuello alto y bufandas que le cubrieran el rostro; pero el colmo fue cuando no pudo dominarse: a mitad de aquel concierto y frente a la enardecida multitud, por un segundo, sólo un segundo, se permitió hacerlo. El problema es que no fue sólo un segundo, tal vez fueron algunos más; ese fotógrafo lo captó y al día siguiente nos enteramos todos. La fotografía dio la vuelta al mundo en segundos y con ella su imagen se vino abajo. Nadie, nadie puede soportar la imagen de una estrella de rock chupándose el dedo.

3 comentarios:

Bienaventurada dijo...

Bueno, quizá no sea soportable según el grado de imagen maldita o dura que sea vital proyectar y que se ha desmitificado. Por ejemplo, es bien gracioso imaginarme en esa postura a Hansi Kürsch vocalista de Blind Guardian o a Derrick Green. Pero también es chistoso imaginarme a Hendrix, McCartney o a cualquier ídolo musical detentando esa afición regresiva.

No sé si te tocó ver el programa dedicado a los niños chupa dedos en el canal 12. Salía un muñeco con voz horrible "elchupadedos". -Jaja- Pienso que sólo por hacer como cerdo o enajenado mientras hablaba, logró disuadirme.

overcast dijo...

jejejeje

Sherezada dijo...

complétamente de acuerdo con bienaventurada, hay personas que se les permite lo que a nadie más. tal vez si madonna se chupara el dedo, nadie diría nada.

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