Un árbol llegó de lejos y trajo más que Navidad. A veces, los árboles escuchan y saben lo que hay detrás de las palabras. Sus ramas se extienden y nos tocan, no importa la distancia. Nos abrazamos a su tronco y contamos un secreto. Son colores se vuelven papel vuelan tocan a nuestra puerta y entra la luz.
Mi deseo: que todos tengan un árbol de colores que ilumine sonría completo, que puedan pegarlo en la ventana del autobus y en casa del amigo y les recuerde que no hay distancia, sólo un gran abrazo.