N O R T E C

Bailar es como hacer el amor:
cierras los ojos
escuchas
percibes
te haces a un lado
das el control a tus sentidos
permites que tu cuerpo sea
tú sólo te dejas llevar
al final,
sonries.

la tigresa del oriente

si todos escucháramos a esta mujer...

Luego hablamos

Encuentro esta nota en la mesa de la cocina:

¿Me firmas la agenda y las preguntas?
PD. Luego hablamos.

Yo firmé.

Normalmente firmo a ciegas, sé que no necesito revisar porque confío.
Fue la posdata lo que llamó mi atención. ¿Cómo que luego hablamos?, ¿qué es lo que necesitamos hablar? Entonces, reviso las preguntas.

No eran unas preguntas...era un examen, la calificación: 3

Necesitamos hablar.

Se escapó como un ratón, se aprovechó de su sueño y de la prisa de esta mañana.

Nos espera una sabrosa plática.

No es lo mismo sin Ruli

Uno puede enamorarse
observar el humo
volverse humo
tomarse una cerveza
descifrar un misterio.

Reír con un mal chiste
tomar decisiones que no cambiarán el rumbo
recordar en dónde dejó algo que se había perdido
(aunque ya no tenga importancia, porque eso pasó hace mucho)
saberse en un lugar lleno de gente
y descubrir que el perdido es uno,
sentirse solo, muy solo.

Encontrar el silencio en unos ojos negros
tropezar con palabras no dichas por esos mismos ojos negros
querer hablar con el dueño de aquellos ojos
robarle un beso, después de un rato.

Uno puede reír
Reírse solo, por el gusto de hacerlo
olvidar al mundo y sus habitantes
tomarse otra cerveza
bailar para sentirse vivo
volver a reír con los amigos
extrañar a Ruli
sentir, que por lo menos, en ese momento, no importa nada más.

Mucho puede pasar al ritmo de “La cumbia de 14minutos”...

Lo entendí

Los días en la ciudad me atrapan, salto de un lado a otro, soy engullida por las circunstancias, vivo sujeta a unas manecillas que me dicen a dónde debo ir y qué tan rápido debo desplazarme, a veces, se me olvida ver el cielo...por eso necesito salir, hoy lo entendí.

En carretera, voy al encuentro de algo, me desplazo y me adentro poco a poco en el espacio, el tiempo no importa, y, lo más importante, observo el cielo.

Hoy me di cuenta, caminaba hacia mi casa (quise darme un lujo, detuve el auto y caminé un poco), pensaba, o cuando menos eso intentaba. Creo que más bien intentaba dejar de pensar. Mis sentidos atentos a la banqueta, el tráfico, el semáforo, esperaba mi turno para cruzar la calle, en eso...el cielo. No lo pude evitar, lloré.

Un pecado capital más

Me dirigía esta mañana rumbo a mi trabajo, tenía algo de prisa, mentalmente repasaba las actividades del día, en eso...algo me distrajo, es más, debo admitir que el suceso provocó mi envidia: el carro frente a mí, lenta y descaradamente, dio vuelta a la derecha y se metió a un motel de paso.

13 de Enero

Sábado por la noche: después de una agradable plática y un buen abrazo, me meto entre las cobijas para continuar leyendo Ana Frank. Más bien es una relectura, sin embargo, creo que lo estoy viviendo como si fuera la primera vez, todo me sorprende de nuevo, me angustio, mis sentidos se han metido en el libro y me doy cuenta que no recuerdo a ciencia cierta quién era yo cuando lo leí por primera vez, a los 15 años.
Leo la fecha, 13 de enero, me doy cuenta que El Diario y mi vida se han empatado, sólo que con 64 años de diferencia, otra geografía, otro tiempo, sin embargo yo estoy metida en el escondite, y me hago bolita cada vez que pienso en los bombardeos y en la angustia de que nos encuentren.
Ana me pregunta: “¿Y nosotros?” Ella misma responde: “A nosotros nos va bien, mejor que a millones de otras personas. Estamos en un sitio seguro y tranquilo y todavía nos queda dinero para mantenernos.” Yo me voy quedando dormida. Hace frío.

Tarde

En mis caderas
está escrita la historia de esta tarde.
Ven, acuéstate.
Quiero contártela.

N I E V E

No se terminan

Este blog debe cambiar de nombre, no me gusta, sobre todo porque las palabras no se agotan, se construyen, siempre están ahí para construir momentos, objetos, darles nombre y hacer que permanezcan. Imagino a los primeros hombres, inventando palabras para lo que encontraban o sentían, intentando construir con sonidos los objetos que sostenían entre sus manos o veían a lo lejos. Supongo que lo más difícil era ponerse de acuerdo para definir un sentimiento: cómo saber que lo que yo siento ahora es nostalgia y lo que tú sientes también lo es, y si le llamamos así lo podremos definir y nombrarlo cada vez que evoquemos ese vacío.
Las palabras no se terminan, se expanden, se alargan, nos tocan. Eso es, nos tocan y nos hacen suyos, a veces, logramos hacerlas nuestras.
Estas son algunas de mis palabras favoritas, son sólo algunas, las palabras me gustan.

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