23.6.06
Pocas certezas tiene esta vida
son pocas, es cierto,
otorgan sentido
a las tardes inexplicables.
como el destino
de estos cerdos
que cada tarde
pasean en su transporte privado
transitan por estas calles
y cantan su felicidad.
salir de paseo
dicen, mira
qué bien que hemos salido
a ver la ciudad y sus habitantes
qué bien que todos nos miran
con un contento que da gusto
cantemos para ellos
nuestra canción de cerdos
y todos entonan al unísono
una canción de paseo verpertino.
así es cada tarde,
ellos pasean
regordetes, agradecidos
algo amontonados, es cierto,
felices, también es cierto,
salir al atardecer
mirar colores de cielo
extendido como sábana temprana
que cada tarde nos cubre
a ellos, los cerdos
y a nosotros
vaya forma de compartir
una tarde, una última tarde
ojos curiosos
los señalan gustosos
imaginando sus carnes
sus piernas y muslos
con una pasión morbosa
que se repite
tarde tras tarde
construyendo
esa certeza
que da sentido al paseo
la fila frente al semáforo
la prisa enajenada
sin atención cierta
sin perplejidad
frente al condenado
que canta su última canción
por la tarde
me entristece
casi hasta llorar
escuchar su canto de cerdos
felices de pasear y vivir
antes de convertirse
en su destino
yo podría gritarles
desde lo alto
donde observo
su tránsito e incertidumbre
huyan lejos
olviden las canciones
bailen esa danza
que aprendieron en la infancia
casi los puedo ver
me gustaría poder decir
que casi con certeza
pero no es así
bailando entre los autos
cantando nomeolvides
esperamiregreso
esparciéndose con prisa
entre nosotros
mientras se alejan
gustosos
olvidando su destino
descartando la única certeza
que tenía esta tarde.
13.6.06
Un cuadro de Rascón
El hombre que mira desde tu pared
me da miedo
sus ojos como flechas
persiguiéndome
atraviesa mi cuerpo
como un cristal de hielo antártico
ve a través de mi memoria
revisa mis recuerdos
conoce lo que no ha de suceder
una mancha en el paisaje ha llamado su atención
decide tomar forma
estira su mirada ganzúa
abandona su pasado inanimado
arranca el color
fulminante mirada de hoz
corro, intento escapar
abandonar tu casa
es inútil, me ha atrapado.
Él, divertido,
regresa a su lugar, en tu pared,
anota: una víctima más.
me da miedo
sus ojos como flechas
persiguiéndome
atraviesa mi cuerpo
como un cristal de hielo antártico
ve a través de mi memoria
revisa mis recuerdos
conoce lo que no ha de suceder
una mancha en el paisaje ha llamado su atención
decide tomar forma
estira su mirada ganzúa
abandona su pasado inanimado
arranca el color
fulminante mirada de hoz
corro, intento escapar
abandonar tu casa
es inútil, me ha atrapado.
Él, divertido,
regresa a su lugar, en tu pared,
anota: una víctima más.
10.6.06
6.6.06
Relaciones perversas
Seguramente no fue su intención, tal vez al principio, pero después de un tiempo se volvió todo un experto en manipulación. Se dio cuenta del poder que ejercía sobre ella e hizo uso irracional de él. Sabía que a la menor seña de molestia, un mínimo quejido bastaba para tenerla ahí, junto a él. Así comenzó el juego, él gritaba y ella corría a su lado. Al principio era por necesidad, después se fue convirtiendo en un juego perverso, ella lo sabía, pero se daba cuenta que el correr para atender sus necesidades la llenaba de placer. Era un sueño que durante años mantuvo oculto, había nacido para servir a sus deseos, cualesquiera que fueran. Mantenía todos sus sentidos alerta para escuchar su llamado, nada podía detenerla para correr a su lado. Ella sabía que la mayoría de las veces solo eran llamados en falso, él sólo quería probar si ella venía en cuanto la llamara, ni una sola vez falló. Bastaba con una señal. Ella llegó a adivinar sus deseos, no hacía falta que él dijera nada, ella sabía lo que él quería, se anticipaba a sus deseos y se preparaba con anticipación. Llegó incluso a olvidarse de ella misma y de sus necesidades, él ocupaba todo, su vida giraba alrededor de él. Así fue durante años, la relación mantuvo esa dinámica, nunca se alteró, ella siempre estuvo ahí, por las noches velaba su sueño, por las mañanas estaba lista para satisfacer cualquier necesidad, ya fuera cierta o inventada. Porque esa era su especialidad: inventar necesidades y esperar que ella las cumpliera, nada le fue negado. Esa era la perversión más deliciosa, acabar con el ser que más lo amaba. Nadie más pudo entender lo que él era, nadie logró complacerlo así, por amor.
3.6.06
Busquemos tesoros enterrados
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