- ¿Una canción?
- Mmm...no. No tenemos una canción.
- ¿Una fotografía?
- No. Ni un sólo registro gráfico.
- ¿Una flor? Una flor sí debe haber.
- ¡Ja! No. Ni una sola flor.
Ni papelitos de chocolates, chicles o dulces.
- ¿Una carta de amor, al menos?
- Tampoco. No exise una sola palabra escrita.
Ni siquiera una servilleta con su número.
- Entonces ¿cómo diablos piensas comprobar que el tipo existe?
- Por esta cicatriz. ¿La ves?
Fue del día que con un bisturí, pacientemente, me extrajo el corazón
mientras dormía.
16.6.05
8.6.05
El cerebro nublado por el calor
El verano puede paralizar casi cualquier cerebro. Las personas caminan de un lugar a otro, en sus caras claramente se ve que no tienen la más mínima idea de a dónde van o por qué se dirigen a ese lugar. El calor les nubla la mente y, entonces, sólo caminan, tienen la idea de que finalmente llegarán a un sitio y con suerte será el que ellos buscaban.
Los observo. Sus ojos literalmente salen de sus cuencas, no pueden ver por el efecto del espejismo. Sus bocas medio abiertas tratan de controlar la temperatura interna y las gotas corriendo por su frente sudan los recuerdos de meses de clima apasible. El verano llegó y no existe un espacio en este lugar que nos resguarde de él.
Busquemos enterrarnos y permanecer escondidos bajo la humedad de un sahuaro. Me platicarás historias de tus antepasados, algunos sueños y, tal vez, también me cuentes de aquella vez que intentaste cruzar la frontera. Yo te contaré historias que no aprendí en la escuela, las que me invento cuando veo a la gente caminando por la calle, derritiéndose bajo el sol de esta tierra, me imagino sus nombres, lo que hacen y qué motivo los tiene bajo esta tortura climatológica, tal vez te cuente de ellos. Sí, y también escucharé tu respiración cuando te vayas quedando dormido y mis historias comiencen a evaporarse. Mientras tu y yo permanecemos enterrados, esperando que la tierra gire, el sol nos acaricie más suavemente, el verano pase y cientos de almas se derritan sobre nosotros.
Los observo. Sus ojos literalmente salen de sus cuencas, no pueden ver por el efecto del espejismo. Sus bocas medio abiertas tratan de controlar la temperatura interna y las gotas corriendo por su frente sudan los recuerdos de meses de clima apasible. El verano llegó y no existe un espacio en este lugar que nos resguarde de él.
Busquemos enterrarnos y permanecer escondidos bajo la humedad de un sahuaro. Me platicarás historias de tus antepasados, algunos sueños y, tal vez, también me cuentes de aquella vez que intentaste cruzar la frontera. Yo te contaré historias que no aprendí en la escuela, las que me invento cuando veo a la gente caminando por la calle, derritiéndose bajo el sol de esta tierra, me imagino sus nombres, lo que hacen y qué motivo los tiene bajo esta tortura climatológica, tal vez te cuente de ellos. Sí, y también escucharé tu respiración cuando te vayas quedando dormido y mis historias comiencen a evaporarse. Mientras tu y yo permanecemos enterrados, esperando que la tierra gire, el sol nos acaricie más suavemente, el verano pase y cientos de almas se derritan sobre nosotros.
3.6.05
A veces se caen las pelotas
Una, dos, tres pelotas
parece fácil, verdad?
lanzas una...
así, mantenla en el aire
de una mano a otra,
de una mano a otra...
lento
de una mano a otra
pon otra más
y otra más
y otra más
y otra más
y otra...
no importa
a veces se caen.
parece fácil, verdad?
lanzas una...
así, mantenla en el aire
de una mano a otra,
de una mano a otra...
lento
de una mano a otra
pon otra más
y otra más
y otra más
y otra más
y otra...
no importa
a veces se caen.
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