Encuentro, a diario, a mujeres agredidas por hombres que intentan demostrar superioridad o pretenden ocultar el miedo. Mujeres con marcas en la piel o en el alma y que no saben cómo defenderse sin ser juzgadas por la sociedad. Es más el temor a un "tú te lo buscaste" que la necesidad de buscar apoyo.
Las mujeres callan y se preguntan qué hacer para mantenerse a salvo o al menos mantener al agresor lejos de ellas. Los hombres callan y actúan como si nada pasara, como si sus golpes, gritos, abusos fueran lo normal.
Los hombres buscan una provocación para descargar la frustración por su miseria, por no ser lo que soñaron, por estar con mujeres que los aceptan como son.
Todos callamos y avanzamos en silencio creyendo que hemos evolucionado cuando cada golpe, cada insulto, cada violación nos acerca al vacío de ser nada.