Es genial salir un fin de semana con amigas y tomar el camino por sorpresa. La idea original era hacer un viaje para acompañar lo que amenazaba ser un proceso doloroso. Cambio de planes. El ritual se realizó por adelantado y el círculo ya estaba cerrado. Fin de la historia.
Y ahora, ¿qué hacemos? Plan B: Disfrutar la compañía y reír tres días seguidos.
¡Bien por el Plan B!
¿Qué incluyó el Plan B? Charla, comida, risa, más charla y más risa. En ocho horas de carretera y dos noches en habitación compartida se pueden abordar muchos temas. Al parecer los agotamos todos. Además hubo música, baile y más risas, acompañados de palabras y nombres en turco que no recuerdo pero fueron el complemento perfecto. Claro, también hubo compras: excelente descubrimiento de un mercado de productos orientales y descuentos prenavideños en el mall, que al parecer aprovechamos muy bien.
Visita a Desert Divers para conocer el nuevo local y revisar las novedades. Salí de ahí con una sonrisa, un hermoso visor nuevo (después de que el mío murió de una mordida de conejo), un pachoncito hooded vest que promete ser la mejor protección contra el frío y guantes de 4 mm porque planeo sumergirme en aguas heladas en busca de nudibranquios. Lo mejor: una invitación a navegar y bucear con el mejor instructor de los alrededores, en busca de invertebrados invernales y cetáceos. Cuento los días para que llegue el próximo año y comience la temporada de buceo, mucho antes de lo esperado.