Desde la infancia la consigna siempre fue la misma: prohibido contar mentiras. Hoy me doy cuenta que fue un error, que lo que nos debieron enseñar fue precisamente lo contrario: inventen todo lo que se les ocurra, mientan, y luego traten de vivir de acuerdo a sus mentiras.
Necesito un injerto de cerebro, un poco de mentira le vendría bien a mi vida al momento de escribir, de trabajar, de construir y planear. Necesito una dotación de mentiras de todos colores y sabores, mentiras piadosas y crueles, grandes y chiquitas, un par de mentiras o quizá más. ¿Alguien puede proporcionarme ideas?
Madres del mundo, enseñen a sus hijos a mentir, a exagerar, a construir otros mundos, otras posibilidades, porque éste ya no da para más. Así podrán reconocer cuando un político comienza a hablar de lo irrealizable e inexistente, será fácil identificarlo, pero al mismo tiempo serán capaces de crear historias y personajes, de inventar realidades más amables y, por qué no, quizá un día nos inviten a habitarlas con ellos.
Va un ensayo:
No me gustan las espinacas
Me encantan las cucarachas.
No te quiero.
Ya terminé mis trabajos de la escuela.
Me encantan las mentiras.
Tengo sueño.
Nunca he sido infiel.
No me da ansiedad nada cuando veo una falta de ortografía.
Este fin de semana pondré orden en este espacio.
No te extraño.
5.6.08
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2 comentarios:
Uy! ya había yo pensado en esto pero súrtale! que mis hijos salen autodidactas. Lo bueno es que son nobles porque a mi ni los meseros me hacen caso.
-No tuve tiempo
-Mañana
-Nomás tantito
-Estuve tratando de comunicarme contigo todo el ddia
-No te va a doler
-Lo que digo o cumplo
-Te voy a ser honesto
-Se fue la luz
-Lo dejé en el coche en el taller
-Ya dejé de fumar
-El tráfico estaba insufrible
(yo copelo)
Me gusta tu blog (ESTO ES FUERA DE LA LISTA ANTERIOR)
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