Lo supo cuando colocó una mano sobre su cadera. No es que algo pasara, todo seguía igual. No hubo una discusión previa o un motivo. El problema era precisamente ése: nada pasaba. Su mano no insistió en buscar la cintura ni atraerla hacía sí. Permaneció inmóvil, sólo atinando a sentir una piel que ya nada transmitía. En cambio, lo único que consiguió hacer fue acercarse y besar su frente. No tuvo que pensarlo, simplemente lo supo. Decidió terminar con ella en ese preciso momento, antes que llegara el desamor, antes de escucharla llorar, antes de comenzar a extrañarla. Simplemente salió de su vida, en silencio, la besó en la frente de nuevo, le dio un abrazo y esperó a que ella saliera, antes de apagar la luz.
3.11.07
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2 comentarios:
Brrrrr..... mantiene la tensión, el suspenso de principio a fin...
Un beso... nacho...
Nacho!! Qué gusto, gracias por pasar...voy para allá a ver qué cuentas estos días.
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