28.11.08

Grinch-out


Después de elegirlo entre muchos otros parecidos a él, pero no iguales, lo subimos al techo del carro. Me sentí mal de verlo así, tan bello (de verdad es bello, grande, hermoso), fragante (de verdad huele rico, de esos aromas que entran y se van dentro, dentro, que te llevan a momentos que apenas y recuerdas o a lugares en los que nunca has estado y siempre has soñado conocer), tan lleno de vida aún (se puede sentir su energía, está vivo). Tuve que alejar al grinch que habita en mí para hacerla feliz. Ella prometió que sacaría tooodos los adornos, que pondría tooodas las luces, al final, no pude resistirlo y terminamos haciéndolo juntas. Fue lindo verla sonreír así. Su última navidad siendo niña. Fue una linda tarde.

23.11.08

Yellow, Red & Blue together, again...

Wassily Kandinsky, Yellow, Red, Blue, 1925; Oil on canvas, 127x200cm; Centre Georges Pompidou, Paris

En la foto: Versión rompecabezas que terminé de armar hoy.

22.11.08

De la luz en el otoño

Ha llegado esa época del año que vuelve mi casa, mi habitación, un espacio completamente disfrutable. La luz entra por las ventanas y todo se ilumina, como si pudiera verlo por primera vez. Dan ganas de quedarse aquí el día completo y sentir el sol caer sobre la espalda. Eso es lo que decidí hacer, quedarme aquí hasta que la luz termine de pasear, quizá salga detrás de ella más tarde. Cuando desperté abrí el libro que paseé inútilmente toda la semana en mi bolso, nunca pude encontrar un momento para leer entre semana, hasta hoy, que la luz lanzó la invitación, ábrelo y averigua qué pasó. Como un espía en la vida del personaje, enterándome de su vida y las cosas simples que extraña, yo también extraño cosas así. Me pregunto si volverá a salir con la chica extraña que cocina bien y no teme al fuego. Él describía cómo entraba la luz por la ventana mientras observaba a la chica cocinar y pensé que, ese otoño de hace muchos años, es igual a éste, en mi habitación.

17.11.08

Porque soy tu madre

I
El brazo derecho

Ellos caminan tomados de la mano, conversan alegremente. Ella lo ve directo a los ojos y sonríe. Él la mira, se siente contento de venir a su lado, de escucharla y sentirla cerca, pudiera decirse que es casi feliz. Ellos conversan y ríen. Se abrazan, se abrazan fuerte y, por unos instantes, dejan de hablar. Caminan abrazados, la conversación deja de ser importante. Ella sólo sabe que lo quiere. Él la quiere también. Ella lo hace sentir distinto, importante, él quiere estar con ella.

Camino detrás de ellos, da gusto verlos. Hasta que...


II
El brazo izquierdo


Ellos caminan tomados de la mano, como lo han hecho desde que él es un niño. Desde entonces, ella toma su mano para guiarlo y asegurarse que no se vaya demasiado lejos. Desde entonces, ha estado ahí para recordarle que ella es su madre, la mujer que le dió la vida, quien siempre ha estado a su lado y siempre lo estará. Cada día le dice cuánto lo quiere, le recuerda que ella lo conoce mejor que nadie, y que sólo ella sabe lo que es bueno para él. Porque ella, ella le ha dado todo, se ha sacrificado por él y siempre ha estado a su lado. Él es su hijo y siempre, siempre estarán juntos...


III

Te amo, pero ella es mi madre


Sí...la madre, su madre, lo toma de la mano... no lo suelta por nada, incluso cuando él trata de retirar ése, su brazo izquierdo, deseoso de libertad e independencia materna, esa mano lo sigue, como lo seguirá por el resto de sus días...

14.11.08

Algo Inmenso

(De cuando Novecento decide bajar):

Se lo había dicho uno que se llamaba Baster, Lynn Baster. Un campesino. Uno de esos que vive durante cuarenta años trabajando como un burro y lo único que ha visto es su campo, y una o dos veces, la gran ciudad, unas leguas más allá, el día de la feria. Pero lo que a él le había pasado era que la sequía se lo había quitado todo, la mujer se había fugado con un predicador de vete tú a saber qué, y a sus hijos se los habían llevado unas fiebres, a los dos. En fin, uno que nació estrellado. De manera que un día recogió sus cosas, y recorrió toda Inglaterra a pie, para ir a Londres. Pero, teniendo en cuenta que no entendía mucho de caminos, en vez de llegar a Londres acabó en un pueblecito insignificante, aunque, no obstante, si seguías por aquel camino, girabas un par de veces, y rodeabas una colina, al final, de repente, veías el mar. Nunca lo había visto, se quedó pasmado. Lo había redimido, si hay que creer en lo que decía. Decía: «Es como un grito gigantesco, que grita y grita, y lo que grita es "¡Pandilla de cabrones, la vida es algo inmenso!, ¿quereis enteraros o no? Inmenso".» Lynn Baster no había pensado nunca en aquello. Nunca se le había ocurrido pensarlo. Fue como una revolución en su cabeza.


BARICCO, Alessandro (1994) Novecento. Anagrama, Barcelona, 2007.

11.11.08

Recuento de cosas inútiles.

Dialogo nocturno entre AI y su servilleta mientras regresábamos a casa:

- ...Y dijeron que sólo les quedaba un poquito de rencor.
- ¿Sólo un poquito? ¿Qué tanto será un poquito? ¿Lo suficiente para no hablarse?¿Para qué nos servirá el rencor? Si lo sentimos, seguro es que nos sirve de algo.
- Hay cosas que no sirven para nada.
- ¿Tú crees?
- Sí, como las moscas y las cucarachas.
- Bueno, las ranas se comen a las moscas, lo vi en la tele y en todas las caricaturas las ranas comen moscas.
- Bueno, las moscas sí sirven para algo, pero las cucarachas, no.
- Estoy de acuerdo.
- Las caries.
- ¿Las caries, qué?
- Las caries tampoco sirven para nada.
- Mmmhh
- Ser gordo, ser gordo no sirve para nada.
- No lo sé, es el resultado de comer mucho, como un anuncio que dice algo de nosotros...
- ¡Mamá....!
- Ya, ya...
- Los pelos en las axilas.
- ¿No nos sirven?
- No, tampoco los infartos. No sirven para nada.
- Ya sé, ya sé algo que no sirve...los french poodle...
- No, esos sirven de decoración.
- Si tú dices.
- Ya llevamos muchas cosas, bueno, tú no has dicho nada que no sirva.
- Es que sigo pensando si los infartos sirven para algo.
- No, no sirven para nada, como el rencor y los pelos en las axilas.

7.11.08

La sorpresa, la agradable sorpresa

Después de la sorpresa inicial, después del gusto contenido...sentir la necesidad de salir, no saber estar, cómo estar. ¿Cómo se está cuando se encuentra lo que no se ha ido?

Salir, caminar, comprar una cajetilla de cigarros, las luces, la prisa de quienes transitan, caminar el espacio donde nadie habita. Saberse. Caminar un poco más mientras se enfrenta lo que estaba guardado y, entonces, regresar.

Servir una copa de vino, encender un cigarro, volver a la pantalla, no saber qué causa el temblor... y escuchar...ver...saber. El silencio. De frente el tiempo, la música, la voz, las canciones, la presencia...

Alguna vez estuvieron tan cerca que no hubo tiempo ni distancia, y toda la certeza se desplegaba en ese instante.

3.11.08

Isla Tortuga

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Imágenes: Michael Huhn

A todos los que aburrí con la plática, a quienes compartí mi sonrisa y felicidad, a los que no supieron por qué pero me vieron y sintieron llena de mar. Esto es algo de lo que vi aquel día en Isla Tortuga.

Gracias, Mike. Excelente guía, excelente compañía, excelente buceo. La espera valió.

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