30.10.05

Estaba oscuro, muy oscuro, hacía tiempo que quería caminar, acepto que ni el lugar ni la hora eran lo más indicado para una caminata nocturna. La verdad es que prefiero caminar acompañada, se puede platicar de todo mientras se recorren espacios que normalmente no atiendo cuando manejo, pero a falta de compañía, decidí caminar sola. Me arrepentí después de la primera cuadra, realmente no conozco el lugar. Un carro se detiene y me invita a subir, son cuatro, no les contesto, creo que no voy vestida para la ocasión, dan otra vuelta y finalmente se van. Chin. Perdí mi oportunidad. Dos cuadras adelante encuentro otro carro, sólo un tripulante. Vamos a dar una vuelta. No le contesto. Se queda parado. El tipo viene tan borracho que se ha quedado dormido sobre el volante. Continúo caminando. Casi no hay luz, es como entrar a un túnel. El miedo desaparece y mis pasos se suceden sin pensar. Ya casi llego. Estoy segura que la siguiente vez que lo haga no tendré tanto miedo. Corto por el parque, está aun más oscuro, los árboles me recuerdan otros lugares y me voy detrás del recuerdo. Camino más lento, hasta lo he empezado a disfrutar. Otro auto se detiene. Tal vez algo de compañía sea una buena idea.

27.10.05

Aceptó

Parece ser que aceptó la invitación porque aquí está. La vi en la pared de mi cuarto, era una pequeña mancha desafiando la gravedad. Creo que aceptó de buena gana porque el otro día la vi salir por debajo de la puerta. Tal vez regresó sólo para saludar y me espera en mi cuarto, colgada de una pared.

20.10.05

Caracol

Tengo en mis manos un caracol
es pequeño, casi perfecto.
Tengo, un caracol sin memoria
llegó a escuchar el sonido del mar,
no guardó olas en sus entrañas
no repite las palabras de la eternidad.
El ir y venir, sinfín en un canto profundo,
imposible de describir
como su interminable rizo de sal
como el remolino de este sinsentido.
Un sonido sordo guardado en su interior
deseoso de no ser más silencio.
Este diminuto caracol, insondable caracol
desea ser sonidos, promesas, palabras
por eso, hoy le contaré una historia
y mañana, le contaré otra y otra,
así será cada día
hasta el fin de los tiempos
él no sabrá si mis historias son ciertas o no,
las guardará en su interior,
será memoria
me guardaré en su espiral,
como el sonido de las olas
que se extraviaron en el camino.

16.10.05

Visitante

I. Afuera
Toma el sol plácidamente, no a cucharadas ni a traguitos, deja que se le meta por la piel (como mejor resulta), lentamente, calentando su ser. Mientras, practica "lagartijas".

II. Sigue afuera
Camina por el barandal, es intrépida. Busca algo, no sé qué, se desliza con la seguridad de quien sabe que algo o alguien la espera. Uno, dos, tres...hacia un lado, cuatro, cinco, seis...regresa al punto inicial. Lagartijas de nuevo. Definitivamente, parece estar esperando algo grande. Es impaciente y disfruto verle.

III. Adentro
No sé cómo diablos lo logró. La maldita lagartija está dentro de mi casa. Camina como lo hacía hace rato, pero ya no sobre ningún barandal, ahora se desliza de un lado a otro de la ventana, trata de salir. Pega su cuerpo al vidrio, como si fuera posible desmaterializarse sólo por el deseo (si lo logra, lo probaré de inmediato).

IV. Adentro
Tal vez no sea mala idea que viva conmigo, al fin de cuentas comida nos sobra: entre grillos y arañas tiene para alimentarse un rato. Si no encuentra la salida en la próxima media hora, la declararé invitada oficial. Tendrá permiso de pasear por toda la casa y gozará de inmunidad diplomática.

IV. Adentro
Es bella, tiene unos enormes ojos negros, un cuerpo larguirucho y flexible, patas con dedos elegantes y pegajosos y, lo mejor, una larga y delgada cola que armoniza perfectamente con el resto de su cuerpo. Las colas de las lagartijas son bellas, se mueven y hacen cosquillas, nada puede retenerlas si ellas no desean estar, como si solamente fueran eso, una cola, y no lagartija. Maldición, no es buena idea encariñarme con este animal, sufrir su pérdida, cuando finalmente encuentre la salida o sus intentos de traspasar el vidrio tengan éxito.

V. Más adentro.
Ha decidido explorar el mundo. El nuevo mundo. Camina por las paredes y se ha escondido detrás de un poster de Frida Kahlo. Creo que ahí viven un par de arañas, ojalá no sean lo suficientemente grandes. Creo que podré acostumbrarme a su presencia, creo que he deseado su presencia. Las dos, solas, compartiendo este espacio. Suena bien.

2.10.05

No seré testigo

Me guardaré unos días,
tal vez más
no quiero ver el caos
no quiero verlos
caer despacio
morir lentamente,
tanto color, tanta vida,
ahora, desaparecen uno a uno.
No quiero estar ahí
cuando quede sólo el vacío
cuando se escuche sólo el silencio
y extrañe su respiración
y su presencia que tanto me disgustaba,
no estaré, me reuso.
Toquen fuerte, tiren la puerta,
avísenme a gritos
cuando todo termine.
Tal vez, también yo haya desaparecido.

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