29.8.05

Lo efímero de lo efímero


No me gustó. No me gustó nada entrar ahí y ver cómo de un día para otro desaparece una propuesta y se llenan los muros de imágenes y colores que no contienen nada, que no reflejan sino poca imaginación y creatividad.
Desaparecen las fotos de los personajes y sobre ellas unas fulanas a medio vestir, sonrientes, muestran sus atractivos como en un taller mecánico.
Lo que más me dolió fue darme cuenta que así es. Nada importa y no existe la memoria. Poco importa quién haya pasado por aquí si nadie lo recuerda.
Así es, aunque me duela y no me guste. Dentro de poco, todo quedará cubierto de una propuesta sin propuesta, de unas ideas que no existen y de una neblina que arrasa con todo y se lleva la memoria consigo, poco importa si nuestra memoria es así, efímera.
Creo que me he vuelto grande, creo que me limitaré a observar y a esperar mientras desaparezco, pero tenía que decirlo, aunque sólo sea para mí.

14.8.05

Hacia ti



Así, transformándome en lo que soy, dejo atrás los grises para tomar mi verdadero color, la noche me dirige desde hace más de doce lunas. Lentamente, abandono mi antigua piel que al contacto con el agua se transforma, se vuelve un espejismo. De mi espalda brotan los sensores que me indicarán el camino, los mismos que atraerán a los predadores. Practicaré las lecciones de abandono y camuflaje sin éxito, entonces, tal vez me decida por métodos más efectivos, deshaciéndome de todo aquel que envidie la sola idea de nuestro encuentro nocturno.
Tú no lo sabes, duermes plácidamente mientras me deslizo entre las aguas, transformo mi figura una y mil veces y tu visión a la distancia me indica que te has evaporado. El tiempo y la noche, serán las coordenadas al iniciar el crepúsculo, la profundidad, el territorio. El amanecer, antiguamente mi aliado, ha decidido darme la espalda, sin embargo, ignoro sus intentos paralizantes y me sumerjo en tu ensueño. Inundándote poco a poco, espero que al abrir los ojos, mi cuerpo deslizándose sobre el tuyo, te invite a navegar conmigo.

10.8.05

En silencio hacia tu cuerpo desnudo

En silencio.
Innecesarias, se esconden las palabras,
estelas de historias incompletas
pido que nos abandonen.
Sólo necesito tu cuerpo vigilante,
tenso, acechando;
sólo necesito tu cuerpo desnudo.
Acercarme sin prisa, tocar
tu piel;
padecer la descarga de iones flotantes,
cerrar para siempre los ojos, abrir los sentidos,
guiarme por tu aroma.
Morir.
Moriré junto a ti esta noche
(sobre ti, dentro de ti, debajo de ti, cerca y lejos de ti)
encuentro de trayectorias en el universo,
ningún indicio si volverá en un siglo a repetirse;
abrazaré tus ganas de mi a fondo
mis ganas de ti dejaré sobre la almohada.
Al despertar, te habrás marchado,
encontraré esparcidos los vestigios.
La estela de tu olor justo donde estuviste,
la escena del crimen que no cometí,
la prueba de tu paso por mi vida,
y al despertar, habré soñado
que la noche cubrió unas horas mis ojos insomnes
y el deseo germinó, salpicando en tu cama
dos gotas, como retazos, colgando del cristal
y el reflejo de dos cuerpos
en silencio,
inmóviles,
sumergidos en un perpetuo repetirse,
soñándose eternos por un instante.
Imaginándose, viviéndose,
siéndose en una sola órbita.
Y luego, morir.

4.8.05




¡MIOS! ¡MIOS!

2.8.05

Lluvia

Ese hombre se ha detenido en la esquina. No se mueve. Parado en su oreja izquierda intenta cubrirse de la lluvia detrás de un poste. No lo logra. Sus extremidades flotan y crecen cada vez más. Pareciera ser un efecto pluvial. Sus brazos han comenzado a enredarse en el poste y de sus dedos brotan unas pequeñas hojas de color morado. Es un bello espectáculo. De sus pequeñas hojas escurren gotas de lluvia y de sus ojos una especie de llanto morado guardado durante siglos. Se ha cansado de vivir y la lluvia lo revive a cada instante.

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